16. "Olivo siempre verde, bello por sus magníficos frutos" es el nombre que el Señor te había dado. Con gran estrépito prende él fuego a su ramaje y se queman sus ramos.





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina