Salmos, 64
3. escóndeme de las bandas criminales, de las pandillas de los delincuentes.
3. escóndeme de las bandas criminales, de las pandillas de los delincuentes.
El Salmo 64 es un salmo de súplica, donde el salmista llora a Dios para protegerlo de sus enemigos. Él le pide a Dios que lo defienda de los que planean contra él y los que hablan mal de él en la parte de atrás. El salmista tiene confianza en que Dios lo protegerá y que sus enemigos serán derrotados. A continuación hay cinco versos relacionados con los temas cubiertos en el Salmo 64:
Salmo 3:3-4: "Pero tú, Señor, eres un escudo para mí, mi gloria y lo que exalta mi cabeza. Con mi voz lloro al Señor y me escuché de su montaña santa". Al igual que el salmista en el Salmo 64, el salmista en el Salmo 3 confía en la protección de Dios contra sus enemigos. Él llora a Dios por ayuda y sabe que Dios escuchará sus oraciones.
Salmo 27:1: "El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? ¿Es el Señor la fuerza de mi vida; ¿a quién me temeré?" Este versículo muestra la confianza que el salmista tiene en Dios para protegerlo y guiarlo en todo momento.
Salmo 31:15: "Mis horas están en tus manos; sácame de las manos de mis enemigos y los que me persiguen". El salmista en el Salmo 64 le pide a Dios que lo proteja de sus enemigos y de los que planean contra él. Este verso en el Salmo 31 hace una solicitud similar.
Salmo 37:39-40: "Pero la salvación de los justos proviene del Señor; él es su fortaleza en la época de la angustia. El Señor los ayuda y los entrega; los entrega de los malvados y los salva, porque toman refugio en él ". Este versículo refuerza la idea de que Dios es la fuente de protección y seguridad para los justos. El salmista en el Salmo 64 confía en Dios para liberarlo de sus enemigos.
Salmo 91:2: "Le diré al Señor, él es mi Dios, mi refugio, mi fortaleza, y confiaré en él". Este versículo destaca la importancia de confiar en Dios para la protección y la seguridad. El salmista en el Salmo 64 tiene la misma confianza en Dios que el salmista en el Salmo 91.
“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina