Fondare 136 Risultati per: sombra de tus alas
Un pueblo extranjero, el más feroz de las naciones, lo ha talado y derribado; en los montes y por todos los valles han caído sus ramas, y su fronda yace destrozada por todos los barrancos del país. Todos los pueblos de la tierra se han retirado de su sombra y lo han abandonado. (Ezequiel 31, 12)
También bajaron con él al reino de la muerte, junto a los atravesados por la espada, aquellos que moraban a su sombra en medio de las naciones. (Ezequiel 31, 17)
Su ramaje era hermoso, abundante su fruto, había en él comida para todos; a su sombra se cobijaban las bestias de los campos, en sus ramas hacían nidos los pájaros del cielo y de él se alimentaba todo ser viviente. (Daniel 4, 9)
el cual gritó fuertemente: ¡Derribad el árbol, cortad sus ramas, desmochad su ramaje, desparramad sus frutos, retírense las bestias de su sombra y los pájaros de sus ramas! (Daniel 4, 11)
La primera era como un león con alas de águila. Vi que le arrancaron las alas, la levantaron de la tierra y la incorporaron como un hombre y le dieron un corazón humano. (Daniel 7, 4)
Después vi otra bestia, como un leopardo, con cuatro alas de ave en su dorso; tenía también cuatro cabezas y le fue dado el poder. (Daniel 7, 6)
Sobre las cimas de los montes ofrecen sacrificios; en las colinas queman incienso bajo la encina, el chopo o el terebinto: ¡tan agradable es su sombra! Así se prostituyen vuestras hijas, y vuestras nueras cometen adulterio. (Oseas 4, 13)
El viento los envolverá en sus alas y se avergonzarán de sus altares. (Oseas 4, 19)
Volverán a sentarse en mi sombra; cultivarán el trigo, florecerán como la viña y su renombre será como el del vino del Líbano. (Oseas 14, 8)
Jonás salió de la ciudad y se estableció al oriente de la misma, donde se hizo una cabaña y se sentó a su sombra hasta ver qué sucedía a la ciudad. (Jonás 4, 5)
El Señor hizo brotar una planta de ricino, que creció sobre Jonás para dar sombra a su cabeza y librarle así de una insolación. Jonás experimentó gran alegría por aquel ricino. (Jonás 4, 6)
Cada cual se sentará bajo su parra, a la sombra de su higuera, y ninguno vendrá a turbar su paz; lo ha dicho el Señor omnipotente. (Miqueas 4, 4)