1. Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. Salmo de David.

2. Respóndeme cuando te invoco, Dios, mi defensor, tú, que en la angustia me diste un desahogo: ten piedad de mí y escucha mi oración.

3. Y ustedes, señores, ¿hasta cuando ultrajarán al que es mi honor, amarán lo que es falso y buscarán lo engañoso? Pausa

4. Sepan que el Señor hizo maravillas por su amigo: él me escucha siempre que lo invoco.

5. Tiemblen, y no pequen más; Pausa reflexionen en sus lechos y guarden silencio,

6. ofrezcan los sacrificios que son debidos y tengan confianza en el Señor.

7. Hay muchos que preguntan: "¿Quién nos mostrará la felicidad, si la luz de tu rostro, Señor, se ha alejado de nosotros?".

8. Pero tú has puesto en mi corazón más alegría que cuando abundan el trigo y el vino.

9. Me acuesto en paz y en seguida me duermo, porque sólo tú, Señor, aseguras mi descanso.





“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina