Talált 271 Eredmények: vuestras
No seáis como vuestros padres, a quienes predicaron los profetas del pasado. Esto dice el Señor todopoderoso: Convertíos de vuestra mala conducta y de vuestras malas acciones. Pero no les escucharon ni me hicieron caso a mí, palabra del Señor. (Zacarías 1, 4)
Éstas son las palabras que debéis practicar: Decíos mutuamente la verdad, administrad en vuestras puertas una justicia que engendre la paz, (Zacarías 8, 16)
¡Ojalá uno de vosotros cerrara las puertas del templo, para que no se encienda más inútilmente mi altar! No, no estoy contento con vosotros -dice el Señor todopoderoso- y no me agradan las ofrendas de vuestras manos. (Malaquías 1, 10)
Andáis diciendo: "¡Qué aburrimiento!", y me despreciáis -dice el Señor todopoderoso- trayendo la res robada, coja y enferma, y presentándomela como ofrenda. ¿Es que puedo yo aceptarla de vuestras manos? -dice el Señor todopoderoso-. (Malaquías 1, 13)
Si no escucháis ni os preocupáis de glorificar mi nombre -dice el Señor todopoderoso-, yo mandaré contra vosotros la maldición; maldeciré vuestras bendiciones; incluso las he maldecido ya, porque no hay entre vosotros quien tome esto en consideración. (Malaquías 2, 2)
Mirad, yo romperé vuestro brazo, os echaré estiércol a la cara, el estiércol de vuestras fiestas, y se barrerá con él. (Malaquías 2, 3)
Por eso también yo os he hecho despreciables y viles ante todo el pueblo, de la misma manera que vosotros no habéis guardado mi camino, sino que habéis dado pruebas de parcialidad en vuestras decisiones. (Malaquías 2, 9)
Otra cosa hacéis también vosotros: cubrís de lágrimas, de llantos y gemidos el altar del Señor porque él no acepta ya vuestras ofrendas ni recibe con agrado lo que presentan vuestras manos. (Malaquías 2, 13)
¿No ha hecho el Señor un ser único, carne animada de vida? Y este ser único, ¿qué busca? Una descendencia divina. Respetad vuestras vidas y no seáis infieles a la esposa de vuestra juventud. (Malaquías 2, 15)
Pues el que se divorcia de su mujer porque la odia -dice el Señor, Dios de Israel- cubre de violencia su vestido -dice el Señor todopoderoso-. Respetad vuestras vidas y no seáis infieles. (Malaquías 2, 16)
Vosotros cansáis al Señor con vuestras palabras, y sin embargo decís: "¿En qué le hemos cansado?". Con esto afirmáis: "Todo el que hace el mal es bien visto por el Señor y él lo acepta complacido", o "¿dónde está el Dios de la justicia?". (Malaquías 2, 17)
Vuestras palabras me parecen muy duras -dice el Señor-, pero vosotros decís: "¿Qué hemos dicho contra ti?". (Malaquías 3, 13)