Talált 265 Eredmények: haré

  • Y haré con ellos una alianza eterna: no cesaré de concederles favores, haré que me respeten y que no se aparten más de mí. (Jeremías 32, 40)

  • Se comprarán campos por dinero, se redactarán contratos, se los sellará y se tomarán testigos en el territorio de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en las ciudades de Judá, en las de la montaña, en las del llano y en las del Negueb; porque haré cambiar su suerte -dice el Señor-". (Jeremías 32, 44)

  • Yo les devolveré la salud, los curaré y sanaré y les haré ver abundancia de paz y seguridad. (Jeremías 33, 6)

  • Lo castigaré a él, a su descendencia y a su servidumbre por sus crímenes, y haré venir sobre ellos y sobre los hombres de Judá todo el mal que les había anunciado sin que me escucharan". (Jeremías 36, 31)

  • Haré que tenga piedad de vosotros y él se compadecerá de vosotros, dejándoos vivir en vuestra tierra. (Jeremías 42, 12)

  • Por eso, vienen días -dice el Señor- en que haré resonar contra Rabat Amón el grito de guerra; quedará convertida en un montón de ruinas y sus poblaciones vecinas serán incendiadas. Entonces Israel heredará a sus herederos -dice el Señor-. (Jeremías 49, 2)

  • Yo haré venir contra ti el terror por todas partes -dice el Señor omnipotente-; seréis dispersados, cada uno por su lado, sin que nadie congregue a los que huyen. (Jeremías 49, 5)

  • Como un león que sube de la espesura del Jordán a un pasto de perenne verdor, así, en un instante, los haré salir de allí y estableceré a mi elegido. Pues, ¿quién hay como yo? ¿Quién me podrá desafiar? ¿Quién es el pastor que me pueda hacer frente? (Jeremías 49, 19)

  • Haré temblar a Elán ante sus enemigos, frente a los que buscan su muerte. Traeré sobre ellos la desgracia, el furor de mi cólera -dice el Señor-. Haré que la espada los persiga hasta que yo los haya exterminado. (Jeremías 49, 37)

  • Y haré volver a Israel a su pradera, y pacerá en el Carmelo y el Basán, y en los montes de Efraín y Galaad volverá a hartarse. (Jeremías 50, 19)

  • Como un león que sube de la espesura del Jordán a una pradera de perenne verdor, así, en un instante, les haré salir de allí y estableceré a mi elegido. Pues, ¿quién hay como yo? ¿Quién me podrá desafiar? ¿Quién es el pastor que me puede hacer frente? (Jeremías 50, 44)

  • Pero a vuestros propios ojos yo haré pagar a Babilonia y a todos los habitantes de Caldea todo el mal que han hecho a Sión -dice el Señor-. (Jeremías 51, 24)


“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraquíssimo com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina