Talált 269 Eredmények: Justo

  • Él dijo: El Dios de nuestros padres te ha destinado a conocer su voluntad, a ver al Justo y a oír su voz, (Hechos 22, 14)

  • Porque la justicia de Dios se manifiesta en él por la fe en continuo crecimiento, según está escrito: El justo vivirá por la fe. (Romanos 1, 17)

  • Tú, con tu corazón impenitente y duro, estás amontonando castigos para el día del castigo, cuando se manifieste el justo juicio de Dios, (Romanos 2, 5)

  • como dice la Escritura: No hay un justo, ni siquiera uno; (Romanos 3, 10)

  • pero al presente la pone más aún demostrando que él es justo y es quien justifica al que tiene fe en Jesús. (Romanos 3, 26)

  • Difícilmente habrá quien esté dispuesto a morir por un hombre justo, aunque por un hombre de bien tal vez alguien lo esté; (Romanos 5, 7)

  • La ley es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. (Romanos 7, 12)

  • Es claro que nadie se justifica ante Dios por la ley, porque el justo vivirá gracias a la fe. (Gálatas 3, 11)

  • Es justo que yo sienta así de todos vosotros, pues os llevo en el corazón, ya que compartís conmigo el privilegio de estar preso y de defender y consolidar el evangelio. (Filipenses 1, 7)

  • Por lo demás, hermanos, considerad lo que hay de verdadero, de noble, de justo, de puro, de amable, de buena fama, de virtuoso, de laudable; (Filipenses 4, 8)

  • y Jesús, llamado Justo. Éstos son los únicos judíos que trabajan conmigo por el reino de Dios; ellos me sirvieron de consuelo. (Colosenses 4, 11)

  • Esto es una manifestación del justo juicio de Dios, para haceros así dignos de su reino, por el cual padecéis. (II Tesalonicenses 1, 5)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina