Talált 269 Eredmények: Justo

  • Aprended a hacer el bien, buscad lo que es justo, socorred al oprimido, haced justicia al huérfano, defended a la viuda. (Isaías 1, 17)

  • Decid: ¡Dichoso el justo, pues comerá del fruto de sus obras! (Isaías 3, 10)

  • Desde el extremo de la tierra cánticos oímos: ¡Gloria al justo! Pero yo he dicho: Se acabó, se acabó, ¡ay de mí! Los violentos hacen violencia, los violentos violentamente hacen violencia. (Isaías 24, 16)

  • ¡Abrid las puertas, para que entre el pueblo justo, que ha guardado la lealtad! (Isaías 26, 2)

  • El camino del justo va todo derecho, tú allanas el camino derecho del justo. (Isaías 26, 7)

  • los que por nada declaran culpable a un hombre, los que en la puerta tienden lazos al joven y sin razón declaran reo al justo. (Isaías 29, 21)

  • ¿Quién lo había predicho desde antiguo para que lo supiéramos de antemano para que se pueda decir: Justo? No, nadie lo ha predicho, nadie lo ha proclamado; no, ninguno ha oído vuestras palabras. (Isaías 41, 26)

  • Hablad, exponed vuestras pruebas, deliberad unos con otros. ¿Quién ha manifestado esto desde antiguo? ¿No fui yo, el Señor? No hay otro dios más que yo. Dios justo y salvador, no existe otro fuera de mí. (Isaías 45, 21)

  • Perece el justo, y nadie se preocupa por ello. Los hombres piadosos son arrebatados, y nadie advierte que a causa del mal es arrebatado el justo (Isaías 57, 1)

  • Muy justo eres tú, Señor, para que yo trate de litigar contigo. No obstante, quiero sólo exponerte un caso: ¿Por qué los malvados prosperan en sus caminos? ¿Por qué viven en paz los traidores? (Jeremías 12, 1)

  • En cuanto a mí, en vuestras manos estoy: haced de mí lo que queráis y os parezca justo; (Jeremías 26, 14)

  • Vosotros os habíais convertido hoy y hacíais lo que me parece justo proclamando la manumisión de vuestros hermanos, bajo compromiso sellado ante mí en el templo que lleva mi nombre. (Jeremías 34, 15)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina