Talált 61 Eredmények: Escuchar

  • Y sucedió que, así como él los llamaba y no quisieron escuchar, así también ellos clamaron y yo no los escuché, dice el Señor todopoderoso. (Zacarías 7, 13)

  • La reina del sur se levantará en el día del juicio con esta generación y la condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón; y aquí hay algo que es más que Salomón. (Mateo 12, 42)

  • Si no quiere escucharles, dilo a la comunidad; y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano y publicano. (Mateo 18, 17)

  • La reina del Sur se levantará en el día del juicio con los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino desde los confines de la tierra a escuchar la sabiduría de Salomón, ¡y aquí hay algo que es más que Salomón! (Lucas 11, 31)

  • Al escuchar estas palabras, algunos de entre la gente decían: "Éste es verdaderamente el profeta". (Juan 7, 40)

  • Eran constantes en escuchar la enseñanza de los apóstoles, en la unión fraterna, en partir el pan y en las oraciones. (Hechos 2, 42)

  • Te mandé a buscar en seguida; y has hecho bien en venir. Y ahora aquí estamos todos delante de Dios para escuchar todos los preceptos que el Señor te ha dado". (Hechos 10, 33)

  • Tocó a la puerta del portal, y salió a escuchar una muchacha llamada Rode, (Hechos 12, 13)

  • El sábado siguiente casi toda la ciudad acudió a escuchar la palabra de Dios. (Hechos 13, 44)

  • Toda la asamblea guardó silencio para escuchar a Bernabé y a Pablo, que contaban todos los prodigios y milagros que había hecho Dios entre los paganos por medio de ellos. (Hechos 15, 12)

  • Porque para ser justos ante Dios no basta con escuchar la ley: hay que cumplirla. (Romanos 2, 13)

  • Cuidado con no escuchar al que os habla; pues si aquéllos, por no escuchar al que promulgaba oráculos en la tierra no escaparon al castigo, ¡con cuánta mayor razón no escaparemos nosotros si volvemos la espalda a aquel que habla desde el cielo! (Hebreos 12, 25)


“Os corações fortes e generosos não se lamentam, a não ser por grandes motivos e,ainda assim,não permitem que tais motivos penetrem fundo no seu íntimo.(P.e Pio) São Padre Pio de Pietrelcina