Talált 107 Eredmények: final del viaje

  • Nos considera unos degenerados, creería mancharse si actuara como nosotros. Habla de una felicidad para los justos al final y se vanagloría de tener a Dios por padre. (Sabiduría 2, 16)

  • Este es al que tomábamos para la risa, el objeto de nuestras bromas: ¡qué imbéciles éramos! Su vida nos parecía una locura, su muerte nos pareció el fracaso final. (Sabiduría 5, 4)

  • para vivir rinde homenaje al que no vive; para que lo ayude, se lo pide a esa madera impotente; antes de un viaje, invoca al que no camina. (Sabiduría 13, 18)

  • Incluso cuando fieras feroces se apoderaron furiosamente de los tuyos y cuando éstos sucumbieron por la mordedura de serpientes venenosas, tu cólera no duró hasta el final. (Sabiduría 16, 5)

  • En vez de esa oscuridad diste a tu pueblo una columna de fuego para que los guiara en su viaje a la aventura: su gloriosa migración se iba pues a hacer bajo un sol que no los quemaría. (Sabiduría 18, 3)

  • Tu pueblo iba a vivir la experiencia de un viaje increible, mientras ellos tenían que experimentar una muerte poco común. (Sabiduría 19, 5)

  • El hombre paciente soportará todo el tiempo que sea necesario, al final se le concederá la alegría; se retendrá de hablar hasta el momento preciso, todos entonces reconocerán su valor. (Sirácides (Eclesiástico) 1, 23)

  • Apégate al Señor, no te apartes de él; si actúas así, arribarás a buen puerto al final de tus días. (Sirácides (Eclesiástico) 2, 3)

  • No proclames feliz a nadie, mientras la persona no esté muerta: la conocerás sólo al final. (Sirácides (Eclesiástico) 11, 28)

  • Si hace el bien será por casualidad, pero al final reaparecerá su maldad. (Sirácides (Eclesiástico) 14, 7)

  • Hijo mío, óyeme, no te rías de mis consejos; al final verás que te decía la verdad. Sé moderado en todo lo que hagas y no tendrás ninguna enfermedad. (Sirácides (Eclesiástico) 31, 22)

  • Al final le dará a cada uno según lo que merece, conforme a sus actos y a sus intenciones. (Sirácides (Eclesiástico) 35, 22)


“Meu Deus, perdoa-me. Nunca Te ofereci nada na minha vida e, agora, por este pouco que estou sofrendo, em comparação a tudo o que Tu sofreste na Cruz, eu reclamo injustamente!” São Padre Pio de Pietrelcina