Talált 107 Eredmények: final del viaje

  • de mantener las cuentas claras con tus compañeros de viaje, de entregar a los extranjeros su parte de la herencia, (Sirácides (Eclesiástico) 42, 3)

  • Me quedaba frente al Santuario para pedirla, y hasta el final la buscaré. (Sirácides (Eclesiástico) 51, 14)

  • El deseo de adquirirla me dominaba totalmente, y al final conseguí la parte mejor. (Sirácides (Eclesiástico) 51, 21)

  • El que amontona riquezas injustamente es como la perdiz que se echa sobre huevos ajenos; tendrá que dejarlas, en la mitad de su vida, y al final no será más que un insensato. (Jeremías 17, 11)

  • Viene a continuación la orden que dio Jeremías a Seraías, hijo de Nerías, al partir éste junto a Sedecías, rey de Judá, a Babilonia, el cuarto año de su reinado (Seraías era el mayordomo de viaje). (Jeremías 51, 59)

  • que esté lejos morirá de peste, el que esté cerca caerá por la espada, el sobreviviente morirá de hambre: mi cólera se descargará hasta el final. (Ezequiel 6, 12)

  • Hijo de hombre, así habla Yavé a la tierra de Israel: ¡Es el fin! ¡Llegó el final a los cuatro rincones del país! (Ezequiel 7, 2)

  • Gente de Israel, Yavé les dice: Sigan no más sirviendo a sus sucios ídolos, pues al final me escucharán y no profanarán más mi santo Nombre con esas ofrendas y esos ídolos. (Ezequiel 20, 39)

  • Yo oí, pero no comprendí. Luego dije: «Señor mío, ¿cuál será el final de estas cosas?» (Daniel 12, 8)

  • Y tú, ve hasta tu fin. Descansarás y después te levantarás para recibir tu premio al final de los tiempos.» (Daniel 12, 13)

  • y después de estar sin comer cuarenta días y cuarenta noches, al final sintió hambre. (Evangelio según San Mateo 4, 2)

  • Nada de provisiones para el viaje, o vestidos de repuesto; no lleven bastón ni sandalias, porque el que trabaja se merece el alimento. (Evangelio según San Mateo 10, 10)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina