Talált 2533 Eredmények: Ama

  • pues ellos derramaron la sangre de los santos y de los profetas, y tú les has dado a beber sangre. Bien se lo merecían.» (Apocalipsis 16, 6)

  • Los reunieron en el lugar llamado en hebreo Harmaguedón (o sea, cerros de Meguido). (Apocalipsis 16, 16)

  • Harán la guerra al Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes, y con él vencerán los suyos, los llamados y elegidos y que se mantienen fieles.» (Apocalipsis 17, 14)

  • Se detendrán a distancia aterrados ante su suplicio y exclamarán: «¡Ay, ay de la gran Ciudad! ¡Babilonia, ciudad poderosa, que en una hora te arrasó el juicio!» (Apocalipsis 18, 10)

  • Dirán: «Ya no verás más las frutas que ansiabas. Se acabó para ti el lujo y esplendor, y jamás volverán.» (Apocalipsis 18, 14)

  • y gritaron al contemplar la humareda de su incendio: «¿Dónde se ha visto jamás ciudad como ésta?» (Apocalipsis 18, 18)

  • Y volvieron a clamar: ¡Aleluya! De ella sube humo por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 19, 3)

  • Vi el cielo abierto y apareció un caballo blanco. El que lo monta se llama «Fiel» y «Veraz». Es el que juzga y lucha con justicia. (Apocalipsis 19, 11)

  • Sus ojos son llamas de fuego, tiene en la cabeza muchas coronas, y lleva escrito un nombre que sólo él entiende. (Apocalipsis 19, 12)

  • Invadieron el país entero y cercaron el campamento de los santos, la Ciudad muy amada, pero bajó fuego del cielo y los devoró. (Apocalipsis 20, 9)

  • Y oí una voz que clamaba desde el trono: «Esta es la morada de Dios con los hombres; él habitará en medio de ellos; ellos serán su pueblo y él será Dios-con-ellos; (Apocalipsis 21, 3)

  • la quinta, de sardónica; la sexta, de sardio; la séptima, de crisólito; la octava, de berilio; la novena, de topacio; la décima, de crisopraso; la undécima, de jacinto; la duodécima, de amatista. (Apocalipsis 21, 20)


“Onde não há obediência, não há virtude. Onde não há virtude, não há bem, não há amor; e onde não há amor, não há Deus; e sem Deus não se chega ao Paraíso. Tudo isso é como uma escada: se faltar um degrau, caímos”. São Padre Pio de Pietrelcina