Talált 2533 Eredmények: Ama

  • Todo el que cree que Jesús es el Mesías, ha nacido de Dios. Si amamos al que da la vida, amamos también a quienes han nacido de él; (1º Carta de Juan 5, 1)

  • y por eso, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandatos, con toda certeza sabemos que amamos a los hijos de Dios. (1º Carta de Juan 5, 2)

  • Amar a Dios es guardar sus mandatos, y sus mandatos no son pesados. (1º Carta de Juan 5, 3)

  • El Anciano, a la Dama Elegida y a sus hijos. Los amo de verdad; y no sólo yo, sino también cuantos han conocido la verdad, (2º Carta de Juan 1, 1)

  • Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago, a los que fueron llamadosa la fe, amados por Dios Padre y conservados en Cristo Jesús. (Carta de Judas 1, 1)

  • Amadísimos, tenía un gran deseo de escribirles acerca de nuestra común salvación, y me vi obligado a hacerlo para moverlos a luchar por la fe que Dios entregó una vez para siempre a sus santos. (Carta de Judas 1, 3)

  • Mas ustedes, amadísimos, recuerden lo que anunciaron los apóstoles de Cristo Jesús nuestro Señor. (Carta de Judas 1, 17)

  • En cambio ustedes, muy amados, construyan su vida sobre las bases de su santísima fe, orando en el Espíritu Santo. (Carta de Judas 1, 20)

  • y de parte de Cristo Jesús, el testigo fiel, el primer nacido de entre los muertos, el rey de los reyes de la tierra. El nos ama (Apocalipsis 1, 5)

  • Yo, Juan, hermano de ustedes, con quienes comparto las pruebas, el reino y la perseverancia en Jesús, me encontraba en la isla de Patmos a causa de la palabra de Dios y por haber proclamado a Jesús. (Apocalipsis 1, 9)

  • Su cabeza y sus cabellos son blancos, como la lana blanca, como la nieve; sus ojos parecen llamas de fuego; (Apocalipsis 1, 14)

  • Conozco tus obras, tus dificultades y tu perseverancia. Sé que no puedes tolerar a los malos y que pusiste a prueba a los que se llaman a sí mismos apóstoles y los hallaste mentirosos. (Apocalipsis 2, 2)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina