Talált 2533 Eredmények: Ama

  • Así obedecía Sara a Abrahán, al que llamaba su señor. Ustedes serán hijas de Sara si obran el bien sin tener miedo a nada. (1º Carta de Pedro 3, 6)

  • No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien bendigan, pues para esto han sido llamados; y de este modo recibirán la bendición. (1º Carta de Pedro 3, 9)

  • Dios, de quien procede toda gracia, los ha llamado en Cristo para que compartan su gloria eterna, y ahora deja que sufran por un tiempo con el fin de amoldarlos, afirmarlos, hacerlos fuertes y ponerlos en su lugar definitivo. (1º Carta de Pedro 5, 10)

  • Su poder divino nos ha dado todo lo que necesitamos para la vida y la piedad, en primer lugar el conocimiento de Aquel que nos ha llamado por su propia gloria y fuerza. (2º Carta de Pedro 1, 3)

  • Por lo tanto, hermanos, esfuércense por confirmar el llamado de Dios que los ha elegido. Si obran así, no decaerán, (2º Carta de Pedro 1, 10)

  • Judas, servidor de Jesucristo y hermano de Santiago, a los que fueron llamados a la fe, amados por Dios Padre y guardados en Cristo Jesús. (2º Carta de Pedro 3, 1)

  • Amadísimos, tenía un gran deseo de escribirles acerca de nuestra común salvación, y me sentí obligado a hacerlo, para exhortarlos a luchar por la fe que Dios entregó de una vez para siempre a sus santos. (2º Carta de Pedro 3, 3)

  • Pero ustedes, amadísimos, recuerden lo que los apóstoles de Cristo nuestro Señor les anunciaron. (2º Carta de Pedro 3, 17)

  • En cambio ustedes, muy amados, construyan su vida sobre los fundamentos de su santísima fe, oren en el Espíritu Santo (2º Carta de Pedro 3, 20)

  • El que ama a su hermano permanece en la luz y no hay en él causas de tropiezo. (1º Carta de Juan 2, 10)

  • No amen al mundo ni lo que hay en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. (1º Carta de Juan 2, 15)

  • Miren qué amor tan singular nos ha tenido el Padre que no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Por eso el mundo no nos conoce, porque no lo conoció a él. (1º Carta de Juan 3, 1)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina