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Apocalipsis, 20

10. Entonces el diablo, el seductor, fue arrojado al lago de fuego y azufre, donde ya se encontraban la bestia y el falso profeta. Allí serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos.Ultimo juicio

Kapcsolódó versek Apocalipsis, 20:

Apocalipsis 20 describe la escena en la que Satanás es arrestado por mil años y Cristo reina con los santos en la tierra. Cinco versos relacionados con los temas cubiertos en Apocalipsis 20 son:

2 Pedro 3:7: "Y los cielos y la tierra que ahora existen por la misma reserva de palabras que un tesoro, y se mantienen en llamas hasta el día del juicio, y la perdición de los hombres malvados". Este versículo menciona el Día del Juicio, que es el evento que ocurre después del reinado de mil años de Cristo y antes del Cielo Nuevo y la Tierra Nueva.

Mateo 19:28: "Jesús les dijo: la verdad te digo, que me han seguido, cuando, en la regeneración, el Hijo del hombre sentado en el trono de su gloria, estarás en doce tribus para juzgar a las doce tribus . De Israel ". Este versículo habla sobre la regeneración, que puede interpretarse como el reinado de mil años de Cristo en la tierra.

Lucas 22:30: "Que puedas comer y beber en mi mesa en mi reino, y colocarte en tronos, juzgar a las doce tribus de Israel". Este versículo también habla sobre el reino de Cristo y la participación de los santos en el tributo de las tribus de Israel.

1 Corintios 6:2: "¿O no sabes que los santos juzgarán el mundo? Ahora, si el mundo debe ser juzgado por usted, ¿no es digno de juzgar las cosas mínimas?" Este versículo refuerza la idea de que los santos participarán en el juicio en el reino de Cristo.

Isaías 2:2: "Y sucederá en los últimos días que la colina de la Casa del Señor se establecerá en la cumbre de las montañas, y se elevará sobre las colinas; y todas las naciones serán contribuidas a él". Este versículo habla sobre la universalidad del reino de Cristo, que se establecerá después del juicio.





“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina