Löydetty 367 Tulokset: Altar

  • Inmoló asimismo el toro y el carnero como sacrificio de comunión por el pueblo. Los hijos de Aarón le entregaron la sangre, que él derramó sobre todos los lados del altar. (Levítico 9, 18)

  • las puso sobre los pechos de las víctimas, y él las quemó sobre el altar; (Levítico 9, 20)

  • Salió fuego de la presencia de Yahveh que consumió el holocausto y las partes grasas puestas sobre el altar. Todo el pueblo al verlo prorrumpió en gritos de júbilo y cayó rostro en tierra. (Levítico 9, 24)

  • Moisés dijo a Aarón y a Eleazar e Itamar, los hijos que le quedaban: «Tomad la oblación que queda de los manjares que se abrasan en honor de Yahveh y comedla sin levadura junto al altar, pues es cosa sacratísima. (Levítico 10, 12)

  • Y ofrecerá sobre el altar el holocausto y la oblación. De esta manera el sacerdote hará expiación por él y quedará limpio. (Levítico 14, 20)

  • Tomará después un incensario lleno de brasas tomadas del altar que está ante Yahveh y dos puñados de incienso aromático en polvo y, llevándolo detrás del velo, (Levítico 16, 12)

  • saldrá hacia el altar que se halla ante Yahveh, y hará por él expiación tomando sangre del novillo y del macho cabrío y untando los cuernos en torno del altar. (Levítico 16, 18)

  • Acabada la expiación del santuario, de la Tienda del Encuentro y del altar, Aarón presentará el macho cabrío vivo. (Levítico 16, 20)

  • y quemará sobre el altar el sebo de la víctima por el pecado. (Levítico 16, 25)

  • y hará la expiación del santuario sagrado, de la Tienda del Encuentro y del altar. El hará también la expiación por los sacerdotes y por todo el pueblo de la asamblea. (Levítico 16, 33)

  • El sacerdote derramará la sangre sobre el altar de Yahveh, a la entrada de la Tienda del Encuentro, y quemará las grasas como calmante aroma para Yahveh. (Levítico 17, 6)

  • Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la doy para hacer expiación en el altar por vuestras vidas, pues la expiación por la vida, con la sangre se hace. (Levítico 17, 11)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina