Löydetty 95 Tulokset: encontró
El rey conversó con ellos, y entre todos no se encontró ningún otro como Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Ellos permanecieron al servicio del rey, (Daniel 1, 19)
y en todo lo que el rey les preguntó sobre cuestiones de sabiduría y discernimiento, los encontró diez veces superiores a todos los magos y adivinos que había en todo su reino. (Daniel 1, 20)
En tu reino hay un hombre que posee el espíritu de los dioses santos; mientras vivía tu padre, se encontró en él una clarividencia, una perspicacia y una sabiduría igual a la sabiduría de los dioses; y el rey Nabucodonosor, tu padre, lo constituyó jefe de los magos, los adivinos, los caldeos y los astrólogos. (Daniel 5, 11)
El rey sintió una gran alegría a causa de Daniel, y ordenó que lo sacaran del foso. Daniel fue sacado del foso, y no se le encontró ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. (Daniel 6, 24)
Luchó con el Ángel y venció, lloró y le imploró. En Betel lo encontró, y allí Dios habló con él. (Oseas 12, 5)
Pero Jonás partió para huir a Tarsis, lejos de la presencia del Señor. Bajó a Jope y encontró allí un barco que zarpaba hacia Tarsis; pagó su pasaje y se embarcó para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia del Señor. (Jonás 1, 3)
Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, encontró a la suegra de este en cama con fiebre. (Mateo 8, 14)
Al salir, este servidor encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, tomándolo del cuello hasta ahogarlo, le dijo: "Págame lo que me debes". (Mateo 18, 28)
Al ver una higuera cerca del camino, se acercó a ella, pero no encontró más que hojas. Entonces le dijo: «Nunca volverás a dar fruto». Y la higuera se secó de inmediato. (Mateo 21, 19)
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta. (Mateo 22, 11)
Después volvió junto a sus discípulos y los encontró durmiendo. Jesús dijo a Pedro: «¿Es posible que no hayan podido quedarse despiertos conmigo, ni siquiera una hora? (Mateo 26, 40)
Al regresar los encontró otra vez durmiendo, porque sus ojos se cerraban de sueño. (Mateo 26, 43)