Löydetty 112 Tulokset: Dije

  • Yo dije: "¡Ay de mí, estoy perdido! Porque soy un hombre de labios impuros, y habito en medio de un pueblo de labios impuros; ¡y mis ojos han visto al Rey, el Señor de los ejércitos!". (Isaías 6, 5)

  • Yo dije: "¿Hasta cuándo, Señor?". Él respondió: "Hasta que las ciudades queden devastadas, sin habitantes, hasta que las casas estén sin un hombre y el suelo devastado sea una desolación. (Isaías 6, 11)

  • Por eso dije: "¡Aparten sus ojos de mí, voy a llorar amargamente; no insistan en consolarme por la devastación de la hija de mi pueblo!". (Isaías 22, 4)

  • tú, a quien tomé de los confines de la tierra y llamé de las regiones más remotas, yo te dije: "Tú eres mi servidor, yo te elegí y no te rechacé". (Isaías 41, 9)

  • Yo, el Primero, dije a Sión: "¡Aquí están, sí, aquí están!", y envié a Jerusalén un heraldo de buenas noticias. (Isaías 41, 27)

  • Yo no hablé en lo secreto, en algún lugar de un país tenebroso. Yo no dije a los descendientes de Jacob: "Búsquenme en el vacío". Yo, el Señor, digo lo que es justo, anuncio lo que es recto. (Isaías 45, 19)

  • Pero yo dije: "En vano me fatigué, para nada, inútilmente, he gastado mi fuerza". Sin embargo, mi derecho está junto al Señor y mi retribución, junto a mi Dios. (Isaías 49, 4)

  • Yo me dejé consultar por los que no me interrogaban; salí al encuentro de los que no me buscaban. Yo dije: "¡Aquí estoy, aquí estoy!" a una nación que no invocaba mi Nombre. (Isaías 65, 1)

  • Yo dije: "¡Ah, Señor, realmente has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: ‘Ustedes tendrán paz’, y ahora estamos con la espada a la garganta!". (Jeremías 4, 10)

  • que yo prescribí a los padres de ustedes, el día en que los hice salir del país de Egipto, de ese horno para fundir el hierro. Yo les dije: Escuchen mi voz y obren conforme a todo lo que les prescribo; entonces ustedes serán mi Pueblo y yo seré su Dios. (Jeremías 11, 4)

  • Entonces dije: "¡Ah, Señor! Mira que los profetas les dicen: Ustedes no verán la espada ni pasarán hambre, porque yo les daré una paz duradera en este lugar". (Jeremías 14, 13)

  • Entonces dije: "No lo voy a mencionar, ni hablaré más en su Nombre". Pero había en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado en mis huesos: me esforzaba por contenerlo, pero no podía. (Jeremías 20, 9)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina