Löydetty 112 Tulokset: Dije

  • Y también les dije: ‘Yo soy el Señor, su Dios. No adoren a los dioses de los amorreos, en cuyo territorio habitan’. Pero ustedes no escucharon mi voz". (Jueces 6, 10)

  • El Ángel del Señor dijo a Manóaj: "Él tendrá que abstenerse de todo lo que le dije a esta mujer: (Jueces 13, 13)

  • Aquel día, realizaré contra Elí todo lo que dije acerca de su casa, desde el comienzo hasta el fin. (I Samuel 3, 12)

  • Cuando Samuel divisó a Saúl, el Señor le advirtió: "Este es el hombre de quien te dije que regirá a mi pueblo". (I Samuel 9, 17)

  • Hoy has visto con tus propios ojos que el Señor te puso en mis manos dentro de la cueva. Aquí se habló de matarte, pero yo tuve compasión de ti y dije: ‘No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido del Señor’. (I Samuel 24, 11)

  • Al darse vuelta, me vio y me llamó. ‘Aquí estoy’, le dije. (II Samuel 1, 7)

  • Y mientras caminaba entre los israelitas, ¿acaso le dije a uno solo de los jefes de Israel, a los que mandé apacentar a mi Pueblo: ‘¿Por qué no me han edificado una casa de cedro?’. (II Samuel 7, 7)

  • hoy mismo daré cumplimiento a lo que te he jurado por el Señor, el Dios de Israel, cuando dije: Tu hijo Salomón reinará después de mí y se sentará en mi trono en lugar mío!". (I Reyes 1, 30)

  • "En atención a esta Casa que estás construyendo, si tú caminas según mis preceptos, si practicas mis leyes y observas mis mandamientos, obrando de acuerdo con ellos, yo cumpliré mi palabra acerca de ti, la que dije a tu padre David: (I Reyes 6, 12)

  • entonces yo mantendré para siempre tu trono real sobre Israel, según se lo prometí a tu padre David, cuando dije: ‘Nunca faltará uno de tus descendientes sobre el trono de Israel’. (I Reyes 9, 5)

  • Entonces ella dijo: "¿Le pedí yo un hijo a mi señor? ¿No te dije que no me ilusionaras?". (II Reyes 4, 28)

  • Entonces cocinamos a mi hijo y lo comimos. Al día siguiente, yo le dije: Trae a tu hijo para que lo comamos. Pero ella lo había escondido". (II Reyes 6, 29)


“Onde há mais sacrifício, há mais generosidade.” São Padre Pio de Pietrelcina