Löydetty 112 Tulokset: Dije

  • En aquella oportunidad, dije también al pueblo: "Que cada uno, con su servidor, pase la noche en Jerusalén; de noche, para montar guardia, y de día, para trabajar". (Nehemías 4, 16)

  • y les dije: "Nosotros, en la medida de nuestros recursos, hemos comprado a nuestros hermanos judíos que habían sido vendidos a las naciones. ¡Y ahora son ustedes los que venden a sus hermanos, y ellos son vendidos a nosotros mismos!". Todos se quedaron callados, sin encontrar qué responder. (Nehemías 5, 8)

  • Luego sacudí el pliegue de mi manto y dije: "Así sacuda Dios, fuera de su casa y de sus bienes, a todo aquel que no cumpla esta palabra; que así sea sacudido y dejado sin nada". Toda la asamblea respondió: "¡Amén!" y alabó al Señor. El pueblo obró conforme a esta palabra. (Nehemías 5, 13)

  • Luego les dije: "Las puertas de Jerusalén no se abrirán hasta que comience a calentar el sol, y antes que se haya puesto, se las cerrará con barras. Además, los habitantes de Jerusalén montarán guardia, cada uno en su puesto, cada uno en frente de su casa". (Nehemías 7, 3)

  • Entonces encaré a los magistrados y les dije: "¿Por qué se ha descuidado la Casa de Dios?". Luego reuní a los levitas y cantores y los restablecí en sus puestos. (Nehemías 13, 11)

  • Yo encaré a los notables de Judá y les dije: "¡Ustedes obran mal profanando el día sábado! (Nehemías 13, 17)

  • Cuando me encontré con la mesa llena de manjares, le dije a mi hijo Tobías: "Hijo mío, ve a buscar entre nuestros hermanos deportados en Nínive a algún pobre que se acuerde de todo corazón del Señor, y tráelo para que comparta mi comida. Yo esperaré hasta que tú vuelvas". (Tobías 2, 2)

  • Pero ella replicaba: "Déjame, no trates de engañarme. Mi hijo ha muerto". Y todos los días salía a mirar el camino por donde se había ido su hijo, porque no se fiaba de nadie. Al caer la tarde, entraba en su casa y pasaba las noches llorando y lamentándose sin poder dormir. Cuando pasaron los catorce días de fiesta que Ragüel había prometido celebrar en honor de su hija, Tobías fue a decirle: "Déjame partir, porque seguramente mi padre y mi madre piensan que ya no volverán a verme. Te ruego, padre, que me dejes volver a la casa de mi padre. Ya te dije en qué estado lo dejé". (Tobías 10, 7)

  • Voy a decirles toda la verdad, sin ocultarles nada. Ya les dije que es bueno mantener oculto el secreto del rey y revelar dignamente las obras de Dios. (Tobías 12, 11)

  • Yo nunca les dije: "Denme algo, regálenme una parte de sus bienes; (Job 6, 22)

  • Si deposité mi confianza en el oro y dije al oro fino: "Tú eres mi seguridad"; (Job 31, 24)

  • y le dije: "Llegarás hasta aquí y no pasarás; aquí se quebrará la soberbia de tus olas". (Job 38, 11)


“Para consolar uma alma na sua dor, mostre-lhe todo o bem que ela ainda pode fazer.” São Padre Pio de Pietrelcina