Löydetty 252 Tulokset: Piedra viva

  • Ya sea que se trate de un israelita o de un extranjero que viva con ustedes, la ley será la misma por el pecado por inadvertencia. (Números 15, 29)

  • Si lo ha herido con un arma de piedra que tenía en la mano, y el otro muere, es un asesino y debe morir. (Números 35, 17)

  • o si le tiró sin verlo una piedra, sin tenerle enemistad ni querer dañarlo, y el otro muere, (Números 35, 23)

  • Y Yavé les dio a conocer su Alianza, en la que les ordenó observar sus diez mandamientos, y los escribió en las dos tablas de piedra. (Deuteronomio 4, 13)

  • Allí tendrán que servir a dioses fabricados, que no son más que madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni comen, ni sienten. (Deuteronomio 4, 28)

  • Estas son las palabras que dijo Yavé a toda la asamblea que estaba en el monte, desde en medio del fuego y la espesa nube. Dichas palabras resonaron con estruendo y no se les añadió nada. Y luego Yavé las escribió en dos tablas de piedra que me entregó. (Deuteronomio 5, 22)

  • Yo había subido al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas de la Alianza que Yavé había pactado con ustedes, permaneciendo en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. (Deuteronomio 9, 9)

  • Entonces me dio Yavé las dos tablas de piedra escritas por el dedo de Dios. Todas sus palabras estaban ahí escritas, todas las palabras que les dijo en el monte, desde en medio del fuego, en el día de la asamblea. (Deuteronomio 9, 10)

  • Y Yavé me dio las dos tablas de piedra, las tablas de la Alianza, al terminarse los cuarenta días y las cuarenta noches. (Deuteronomio 9, 11)

  • En ese tiempo Yavé me dijo: «Labra dos tablas de piedra semejantes a las primeras y sube hacia mí en el monte; harás también un Arca de madera. (Deuteronomio 10, 1)

  • Hice, pues, un arca de madera de acacia, labré dos tablas de piedra como las primeras y subí al cerro llevándolas. (Deuteronomio 10, 3)

  • No se tomará en prenda el molino, ni la muela de piedra del molino, porque ello sería tomar en prenda la vida misma. (Deuteronomio 24, 6)


“O mais belo Credo é o que se pronuncia no escuro, no sacrifício, com esforço”. São Padre Pio de Pietrelcina