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Gritos hay por las calles por la falta de vino, ha desaparecido toda alegría, ha huido del país el júbilo. (Isaías 24, 11)
¡Ay de la soberbia corona de los borrachos de Efraín, y de la flor marchita de orgulloso esplendor que domina el fértil valle; ay de los cargados de vino! (Isaías 28, 1)
También éstos se tambalean por el vino, y desatinan por los licores. Sacerdotes y profetas se tambalean por los licores, y el vino los domina: los licores les hacen desatinar, se tambalean como si tuvieran visiones, titubean al pronunciar sentencia. (Isaías 28, 7)
Deteneos y pasmaos, quedad ciegos, sin vista; borrachos, mas no de vino; tambaleándoos, pero no de licor; (Isaías 29, 9)
Por entonces cayó mortalmente enfermo Ezequías. El profeta Isaías, hijo de Amós, vino a decirle: "Esto dice el Señor: Pon en orden las cosas de tu casa, porque vas a morir y no sanarás". (Isaías 38, 1)
A tus opresores haré comer su propia carne, de su misma sangre se embriagarán como de vino nuevo. Y todo mortal sabrá que yo, el Señor, soy tu salvador y tu redentor, el fuerte de Jacob. (Isaías 49, 26)
Por eso, escucha esto, desdichada, borracha, pero no de vino. (Isaías 51, 21)
¡Oh, todos los que estáis sedientos, id por agua, aunque no tengáis dinero! Venid, comprad grano y comed, sin dinero y sin pagar, vino y leche. (Isaías 55, 1)
Venid, voy a buscar vino, nos alegraremos con licores; y mañana será como hoy y mucho mejor. (Isaías 56, 12)
Las piedras pulidas del torrente son tu heredad, ellas, ellas tu suerte. A ellas haces tus ofrendas de vino y presentas tus ofrendas; ¿voy a calmarme yo con eso? (Isaías 57, 6)
El Señor lo ha jurado por su diestra, por su potente brazo: No daré más tu grano como alimento a tus enemigos, ni extranjeros beberán más tu vino por el que te afanaste, (Isaías 62, 8)
Tú les dirás también estas palabras: "Esto dice el Señor, Dios de Israel: ¡Todo odre puede llenarse de vino!". Ellos te responderán: "¿Es que no sabemos ya nosotros que todo odre puede llenarse de vino?". (Jeremías 13, 12)