Fundar 134 Resultados para: victoria de Jericó

  • Exhortaba a los suyos a que no temieran la venida de los gentiles, sino que, recordando las veces que anteriormente Dios les había auxiliado, creyeran que también ahora, ciertamente, el todopoderoso les daría la victoria. (II Macabeos 15, 8)

  • el Macabeo, al ver la muchedumbre que tenía delante, el aparato de las diversas armas y su ferocidad, levantó las manos al cielo e invocó al Dios que hace maravillas; pues bien sabía que la victoria no depende de las armas, sino de aquel que la concede a quien ve digno de ella. (II Macabeos 15, 21)

  • Se apareja el caballo para el día del combate, pero del Señor depende la victoria. (Proverbios 21, 31)

  • Porque con estratagema se hace la guerra, la victoria se debe a la abundancia de consejeros. (Proverbios 24, 6)

  • Crecí como palmera en Engadí, cual brote de rosa en Jericó; como magnífico olivo en la llanura, crecí como el plátano. (Eclesiástico 24, 14)

  • Por eso celebraban su victoria sobre los diez mil, y le alababan con las bendiciones del Señor al ceñirle la corona de gloria; (Eclesiástico 47, 6)

  • Aquí el Señor Dios, que viene con potencia; su brazo lo somete todo. Viene con él el precio de su victoria, y sus trofeos le preceden. (Isaías 40, 10)

  • ¡Derramad, cielos, el rocío, y lluevan las nubes la victoria! Ábrase la tierra y produzca la salvación; brote también la justicia: yo, el Señor, lo he creado. (Isaías 45, 8)

  • Yo le he suscitado para la victoria, y he allanado todos sus caminos; él reconstruirá mi ciudad y repatriará a mis deportados sin precio ni soborno -dice el Señor todopoderoso-. (Isaías 45, 13)

  • Pero las tropas de los caldeos salieron en su persecución y alcanzaron a Sedecías en las estepas de Jericó. Lo prendieron y lo llevaron a Ribla, en el país de Jamot, ante Nabucodonosor, rey de Babilonia, el cual le anunció sus decisiones. (Jeremías 39, 5)

  • Pero el ejército de los caldeos salió en persecución del rey, y dieron alcance a Sedecías en la llanura de Jericó; todos sus hombres lo abandonaron y se dispersaron. (Jeremías 52, 8)

  • Al salir de Jericó, los siguió mucha gente. (Mateo 20, 29)


“O mais belo Credo é o que se pronuncia no escuro, no sacrifício, com esforço”. São Padre Pio de Pietrelcina