Fundar 150 Resultados para: valle de la decisión

  • otra el camino de Bejorón, y la tercera el camino del alto que domina el valle de Seboín, hacia el desierto. (I Samuel 13, 18)

  • Saúl avanzó hasta la ciudad de Amalec y puso una emboscada en el valle. (I Samuel 15, 5)

  • Saúl y los israelitas se reunieron también, acamparon en el valle del Terebinto y se pusieron en orden de batalla frente a los filisteos. (I Samuel 17, 2)

  • Por un lado estaban los filisteos en la montaña, y al lado opuesto estaban los de Israel; había un valle entre ellos. (I Samuel 17, 3)

  • Ellos están con Saúl y con todos los israelitas en el valle del Terebinto luchando con los filisteos". (I Samuel 17, 19)

  • El sacerdote respondió: "La espada de Goliat, el filisteo, a quien mataste en el valle del Terebinto; ahí está envuelta en un paño detrás del efod. Si quieres, puedes llevártela, porque aquí no hay más que ésa". David respondió: "Dámela; no hay otra como ella". (I Samuel 21, 10)

  • Cuando los israelitas del otro lado del valle y de la Transjordania vieron que los israelitas habían huido y que Saúl y sus tres hijos habían muerto, abandonaron también ellos sus ciudades y se dieron a la fuga. Los filisteos vinieron y se establecieron en ellas. (I Samuel 31, 7)

  • Joab y Abisay se pusieron a perseguir a Abner y, a la puesta del sol, llegaron a Ammá, al este del valle, en el camino del desierto de Gabaón. (II Samuel 2, 24)

  • Los filisteos llegaron y se desplegaron por el valle de Refaín. (II Samuel 5, 18)

  • Los filisteos volvieron a ocupar el valle de Refaín. (II Samuel 5, 22)

  • David adquirió gran fama y, a su regreso, derrotó en el valle de la Sal a dieciocho mil edomitas. (II Samuel 8, 13)

  • Absalón, cuando todavía vivía, se había erigido un monumento en el Valle del Rey, porque pensaba: "Yo no tengo hijos para conservar el recuerdo de mi nombre". Y había puesto su nombre al monumento. Todavía hoy se llama "el monumento de Absalón". (II Samuel 18, 18)


“As almas não são oferecidas como dom; compram-se. Vós ignorais quanto custaram a Jesus. É sempre com a mesma moeda que é preciso pagá-las”. São Padre Pio de Pietrelcina