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Guardarás también la fiesta de la siega, de las primicias de tus trabajos, de lo que hayas sembrado en el campo. Y la fiesta de la recolección, al terminar el año, cuando recojas de los campos el fruto de tus fatigas. (Exodo 23, 16)
Si obedeces su voz y haces cuanto yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios; (Exodo 23, 22)
En tu tierra no habrá mujer que aborte, ni mujer estéril: colmaré el número de tus días. (Exodo 23, 26)
Mi temor irá delante de ti, sembraré pánico en todo pueblo donde tú entres y haré que todos tus enemigos huyan ante ti. (Exodo 23, 27)
Acuérdate de Abrahán, de Isaac y de Jacob, tus siervos, a quienes juraste por ti mismo diciendo: Yo multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo y toda esta tierra, de que os he hablado, se la daré a vuestra descendencia en posesión perpetua". (Exodo 32, 13)
El Señor dijo a Moisés: "Di a los israelitas: Vosotros sois un pueblo de cabeza dura; si por un solo momento subiese en medio de vosotros, os aniquilaría. Quítate, pues, tus galas, que yo sabré cómo he de tratarte". (Exodo 33, 5)
Pero si de verdad he hallado gracia a tus ojos, dame a conocer tu camino, para que yo te conozca; así hallaré gracia a tus ojos. Considera que este pueblo es tu pueblo". (Exodo 33, 13)
¿Cómo ha de conocerse que tu pueblo y yo hemos hallado gracia a tus ojos? Solamente si tú vienes con nosotros y haces que tu pueblo y yo seamos una nación distinta entre todos los pueblos de la tierra". (Exodo 33, 16)
"Si de verdad he hallado gracia a tus ojos, Señor, que el Señor marche en medio de nosotros; porque éste es un pueblo de cabeza dura; pero tú perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado y tómanos por tu heredad". (Exodo 34, 9)
No tomarás de entre sus hijas mujeres para tus hijos, pues ellas se prostituirán ante sus dioses y arrastrarán a tus hijos a prostituirse también ante ellos. (Exodo 34, 16)
Todo primogénito me pertenece, y también todo primer nacido macho de tus ganados, ovejas o vacas. (Exodo 34, 19)
El primogénito del asno lo rescatarás con un cordero; y si no lo rescatas, lo desnucarás. Rescatarás todo primogénito entre tus hijos, y nadie se presentará ante mí con las manos vacías. (Exodo 34, 20)
