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Un tal Simón, de la tribu de Benjamín, inspector del templo, se enemistó con el sumo sacerdote por cuestiones de la administración de la ciudad y, (II Macabeos 3, 4)
Llegó a Jerusalén, y fue recibido amigablemente por el sumo sacerdote y por la ciudad; informó de la denuncia recibida, y preguntó si las cosas eran así en realidad. (II Macabeos 3, 9)
El sumo sacerdote manifestó que se trataba de unos depósitos pertenecientes a huérfanos y viudas, (II Macabeos 3, 10)
No se podía mirar el rostro del sumo sacerdote sin quedar estremecido, pues su aspecto y su palidez demostraban la angustia de su interior. (II Macabeos 3, 16)
Movía a compasión ver la muchedumbre confusa postrada en tierra y la ansiedad del sumo sacerdote, colmado de angustia. (II Macabeos 3, 21)
El sumo sacerdote, temiendo que el rey pensara que los judíos habían atentado contra la vida de Heliodoro, ofreció un sacrificio por su salud. (II Macabeos 3, 32)
Al tiempo que el sumo sacerdote ofrecía el sacrificio por el pecado, se presentaron de nuevo ante Heliodoro los mismos jóvenes, vestidos con las mismas vestiduras; se pusieron ante él y le dijeron: "Da muchas gracias a Onías, sumo sacerdote, pues por él el Señor te ha dejado con vida. (II Macabeos 3, 33)
Seleuco murió, y le sucedió en el trono Antíoco, por sobrenombre Epífanes. Jasón, hermano de Onías, ambicionaba el sumo sacerdocio, (II Macabeos 4, 7)
A tal punto llegó el helenismo y el incremento de costumbres extranjeras a causa del malvado, más que sumo sacerdote, Jasón, (II Macabeos 4, 13)
Pero ganó la voluntad del rey, se hizo pasar por hombre de gran influencia y consiguió el sumo sacerdocio, ofreciendo diez mil doscientos kilos de plata más que Jasón. (II Macabeos 4, 24)
Vino con las órdenes reales, pero no presentaba nada digno de un sumo sacerdote, sino pasiones de tirano cruel e instintos de bestia salvaje. (II Macabeos 4, 25)
Menelao dejó en su lugar en el sumo sacerdocio a su hermano Lisímaco; y, por su parte, Sóstrates fue nombrado gobernador de Chipre. (II Macabeos 4, 29)