Fundar 190 Resultados para: sacerdocio real

  • Cuando Salomón terminó de construir el templo del Señor y todo cuanto se había propuesto hacer en el templo y en el palacio real, (II Crónicas 7, 11)

  • Salomón construyó el templo del Señor y el palacio real en veinte años. (II Crónicas 8, 1)

  • Con las maderas el rey hizo balaustradas para el templo del Señor y para el palacio real, y cítaras y arpas para los cantores. Nunca se había visto una madera igual en el reino de Judá. (II Crónicas 9, 11)

  • Abandonaban posesiones y heredades para venir a Judá y a Jerusalén, pues Jeroboán y sus hijos les prohibían el ejercicio del sacerdocio del Señor. (II Crónicas 11, 14)

  • Jeroboán había instituido su propio sacerdocio para las colinas, los sátiros y los becerros que había mandado fundir. (II Crónicas 11, 15)

  • Sesac, rey de Egipto, atacó a Jerusalén y se apoderó de los tesoros del templo del Señor y del palacio real; todo se lo llevó, incluso los escudos de oro que había hecho el rey Salomón. (II Crónicas 12, 9)

  • El rey Roboán hizo en su lugar otros escudos de bronce, que entregó a los jefes de la guardia que custodiaba la entrada del palacio real; (II Crónicas 12, 10)

  • Entonces Asá tomó la plata y el oro del templo y del palacio real y lo envió a Ben Hadad, rey de Siria, residente en Damasco, con este mensaje: (II Crónicas 16, 2)

  • El rey de Israel dijo a Josafat: "Yo iré disfrazado a la batalla, pero tú irás con tu vestidura real". Y el rey de Israel se disfrazó y entró en batalla. (II Crónicas 18, 29)

  • Tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar, y reinó ocho años en Jerusalén. Se fue sin ser llorado; lo sepultaron en la ciudad de David, pero no en el panteón real. (II Crónicas 21, 20)

  • Entonces la madre de Ocozías, al ver que su hijo había muerto, fue y exterminó a toda la descendencia real de la casa de Judá. (II Crónicas 22, 10)

  • otro tercio estará en el palacio real; el último tercio en la puerta de los cimientos, y todo el pueblo en los atrios del templo del Señor. (II Crónicas 23, 5)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina