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  • Aquel a quien ellos en otro tiempo expusieron en el agua y luego lo rechazaron con burla, los llenó de estupor al fin de estos sucesos, al sentir una sed muy distinta de la de los justos. b) Los animales. (Sabiduría 11, 14)

  • Y en pago de sus locos pensamientos de injusticia, que los extraviaron hasta hacerlos adorar reptiles sin razón y bestias despreciables, les enviaste como castigo una muchedumbre de animales irracionales, (Sabiduría 11, 15)

  • Y hasta se extraviaron largamente por las sendas del error, tomando por dioses a los más viles y groseros animales, engañados como niños sin uso de razón. (Sabiduría 12, 24)

  • Desgraciados, en cambio, y con la esperanza puesta en cosas muertas, los que llamaron dioses a obras de manos de hombre: oro y plata trabajados con arte, figuras de animales, o a una piedra inútil, obra de mano antigua. (Sabiduría 13, 10)

  • Adoran también a los más repugnantes animales, y por su estupidez aun son los peores de todos. (Sabiduría 15, 18)

  • Nada hay en ellos que pueda hacerlos atrayentes, como sucede a veces a la vista de los animales. Hasta fueron excluidos de la aprobación y bendición de Dios. (Sabiduría 15, 19)

  • Por eso fueron castigados con razón por tales animales y atormentados por una multitud de bestias. (Sabiduría 16, 1)

  • Y así aquéllos, aunque estaban ansiosos de alimento, ante el aspecto repugnante de los animales que les enviaste, perdieron las ganas de comer; mientras que tu pueblo, después de una breve privación, gustó un manjar exquisito. (Sabiduría 16, 3)

  • Unas veces la llama se debilitaba, para no consumir los animales enviados contra los malvados y hacerles ver que era la justicia de Dios la que los perseguía. (Sabiduría 16, 18)

  • Aunque no hubiera nada terrible que pudiera asustarlos, ellos, sobresaltados por el paso de los animales y el silbido de las serpientes (Sabiduría 17, 9)

  • la carrera invisible de animales que brincan, el rugido de ferocísimas bestias, el eco repercutiendo en las concavidades de las montañas, todo los dejaba paralizados de terror. (Sabiduría 17, 19)

  • pues los animales terrestres se volvían acuáticos, y los que nadan se trasladaban a la tierra. (Sabiduría 19, 19)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina