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  • Si, después de haber sido examinado y declarado puro, la pústula se extiende sobre la piel del enfermo, se presentará de nuevo al sacerdote; (Levítico 13, 7)

  • Pero si la llaga cambia de nuevo y se pone blanca, se presentará al sacerdote. (Levítico 13, 16)

  • El leproso así purificado lavará sus vestidos, se cortará todo el pelo, se bañará con agua y será puro. Después entrará de nuevo en el campamento, pero tardará siete días en entrar en su tienda. (Levítico 14, 8)

  • El día séptimo se cortará de nuevo pelos, cabello, barba y cejas; se cortará todos los pelos. Lavará sus vestidos, bañará con agua su cuerpo y será puro. (Levítico 14, 9)

  • Al séptimo día volverá para examinarla de nuevo; si la mancha se ha corrido por las paredes de la casa, (Levítico 14, 39)

  • Si la mancha reaparece de nuevo, una vez cambiadas las piedras después de haber raspado y revocado la casa, (Levítico 14, 43)

  • se lavará el cuerpo con agua en lugar sagrado, se revestirá de nuevo y saldrá para ofrecer su holocausto y el del pueblo, para hacer el rito de absolución por sí mismo y por el pueblo, (Levítico 16, 24)

  • De nuevo os digo: Tomaréis posesión de su tierra, yo mismo os la doy en propiedad; es una tierra que mana leche y miel: yo, el Señor, Dios vuestro, que os he separado de las gentes. (Levítico 20, 24)

  • Si no encuentra con qué hacer el rescate, la propiedad vendida quedará en poder del comprador hasta el año del jubileo; entonces el vendedor entrará de nuevo en su posesión. (Levítico 25, 28)

  • Entonces saldrá de tu casa él y sus hijos; volverá a su familia y recobrará de nuevo la propiedad de sus padres. (Levítico 25, 41)

  • Comeréis de lo almacenado, e incluso os veréis obligados a sacarlo de vuestros graneros para hacer sitio a lo nuevo. (Levítico 26, 10)

  • yo me obstinaré también contra vosotros y multiplicaré de nuevo por siete mis castigos por vuestros pecados; (Levítico 26, 24)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina