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porque Abrahán me obedeció y guardó mis preceptos y mandamientos, mis estatutos y mis leyes". (Génesis 26, 5)
Abrió de nuevo los pozos que habían sido abiertos en tiempos de su padre Abrahán y que los filisteos, después de la muerte de Abrahán, habían cegado, y les dio los mismos nombres con que los había llamado su padre. (Génesis 26, 18)
Y aquella misma noche se le apareció el Señor y le dijo: "Yo soy el Dios de tu padre Abrahán. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia por amor de Abrahán, mi siervo". (Génesis 26, 24)
Aquel mismo día vinieron sus siervos y le comunicaron lo del pozo que habían abierto; le dijeron: "Hemos encontrado agua"; (Génesis 26, 32)
y se olvide de lo que le has hecho. Entonces yo mandaré a buscarte. ¿Por qué tendría yo que perder a los dos hijos en un mismo día?". (Génesis 27, 45)
Y ella respondió: "Ahí tienes a mi esclava Bihlá, llégate a ella. Ella dará a luz sobre mis rodillas, y así yo también tendré hijos por medio de ella". (Génesis 30, 3)
Dame mis hijos y mis mujeres, por las que te he servido, y me iré. Bien sabes tú el servicio que te he prestado". (Génesis 30, 26)
Y aquel mismo día Labán separó los machos cabríos manchados, todas las cabras manchadas, toda res con manchas blancas y todas las ovejas negras, y se las entregó a sus hijos, (Génesis 30, 35)
Bien sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis fuerzas; (Génesis 31, 6)
Labán alcanzó a Jacob, que había plantado sus tiendas en el monte; Labán también plantó las suyas en el mismo monte de Galaad. (Génesis 31, 25)
Labán dijo a Jacob: "¿Qué es lo que has hecho? Me has engañado y te has llevado a mis hijas como si fueran prisioneras de guerra. (Génesis 31, 26)
Y tú ni siquiera me has permitido besar a mis hijas y a mis nietos. Has obrado como un insensato. (Génesis 31, 28)
