Fundar 114 Resultados para: impuro

  • También quedará impura cualquier cosa sobre la que caiga el cadáver de estos animales, ya sea un objeto de madera, un vestido, una piel o un saco, es decir, una cosa que sirva para algo: deberá ser lavado con agua y quedará impuro hasta la tarde; entonces será puro. (Levítico 11, 32)

  • Si alguno de estos animales cae muerto dentro de una vasija de barro, lo que hay en ella quedará impuro y la vasija deberá romperse. (Levítico 11, 33)

  • Cualquier alimento preparado con el agua que había dentro quedará impuro; igualmente toda bebida tomada en tales recipientes quedará impura. (Levítico 11, 34)

  • Cualquier objeto sobre el que caigan los cadáveres de estos animales quedará impuro; horno y hornillo serán destruidos, porque son impuros, y como tales deben ser tratados. (Levítico 11, 35)

  • Sin embargo, las fuentes, las cisternas y los embalses de agua permanecerán puros; pero el que toque el cuerpo muerto será impuro. (Levítico 11, 36)

  • Si se muere uno de los animales que os sirven de alimento, quien toque el cadáver quedará impuro hasta la tarde; (Levítico 11, 39)

  • quien coma la carne, lavará sus vestidos y quedará impuro hasta la tarde. (Levítico 11, 40)

  • para que sepáis distinguir entre puro e impuro, entre los animales comestibles y los no comestibles". (Levítico 11, 47)

  • El sacerdote examinará la llaga de la piel: si los pelos de la parte afectada se han vuelto blancos y la llaga es más profunda que el resto de la piel, es llaga de lepra. Una vez examinado, el sacerdote lo declarará impuro. (Levítico 13, 3)

  • lo examinará, y, una vez que haya constatado el crecimiento de la pústula, lo declarará impuro, pues se trata de lepra. (Levítico 13, 8)

  • se trata de lepra crónica en la piel. El sacerdote lo declarará impuro sin necesidad de aislarlo, porque sin duda alguna es impuro. (Levítico 13, 11)

  • Pero tan pronto como aparezca sobre él una llaga, será impuro. (Levítico 13, 14)


“Devo fazer somente a vontade de Deus e, se lhe agrado, o restante não conta.” São Padre Pio de Pietrelcina