Fundar 104 Resultados para: furor

  • has puesto fin a tu furor y has desistido de tu ardiente ira. (Salmos 85, 4)

  • Por tu indignación y tu furor me has levantado y me has tirado lejos; (Salmos 102, 11)

  • Así lograron formar un ejército poderoso, que comenzó a castigar en su ira y en su furor a los injustos y a los apóstatas. Éstos buscaban su salvación entre los gentiles. (I Macabeos 2, 44)

  • Lisímaco, ante las turbas sublevadas y ebrias de furor, armó tres mil hombres y comenzó a hostigar cruelmente al pueblo; las tropas estaban acaudilladas por un tal Tirano, avanzado en edad y en locura. (II Macabeos 4, 40)

  • porque los celos encienden el furor del marido, y no perdonará en el día de la venganza; (Proverbios 6, 34)

  • Una respuesta amable calma la ira, pero una palabra áspera excita el furor. (Proverbios 15, 1)

  • El furor del rey es mensajero de muerte, pero un hombre sabio le apacigua. (Proverbios 16, 14)

  • Cruel es el furor e impetuosa la ira, pero ¿quién podrá resistir ante la envidia? (Proverbios 27, 4)

  • Otro, al hacerse a la mar y a punto de desafiar el furor de las olas, implora a un tronco más frágil aún que el barco que lo lleva. (Sabiduría 14, 1)

  • Pues cuando vino sobre ellos el terrible furor de las fieras, cuando perecieron con la mordedura de serpientes venenosas, tu ira no llegó hasta el extremo. (Sabiduría 16, 5)

  • No digas: "Grande es su misericordia, perdonará la muchedumbre de mis pecados". Porque, aunque es misericordioso, también se enfurece y su furor descarga sobre los pecadores. (Eclesiástico 5, 6)

  • y dile: Pon atención, estáte tranquilo, no temas, no desmaye tu corazón por causa de esos dos tizones humeantes; por el furor de Rasín, rey de Siria, y del hijo de Romelías, (Isaías 7, 4)


“Que Maria sempre enfeite sua alma com as flores e o perfume de novas virtudes e coloque a mão materna sobre sua cabeça. Fique sempre e cada vez mais perto de nossa Mãe celeste, pois ela é o mar que deve ser atravessado para se atingir as praias do esplendor eterno no reino do amanhecer.” São Padre Pio de Pietrelcina