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  • El Macabeo ordenó su ejército en divisiones, puso a aquellos dos al frente de ellas y marchó contra Timoteo, que tenía una fuerza de ciento veinte mil soldados de infantería y dos mil quinientos de caballería. (II Macabeos 12, 20)

  • Pero, después de invocar el auxilio de Dios omnipotente, cuya fuerza aplasta los poderes enemigos, se apoderaron de la ciudad y mataron a veinticinco mil de los que había dentro de ella. (II Macabeos 12, 28)

  • Un tal Dositeo, de Bacenor, valiente caballero, agarró a Gorgias por el manto y tiraba de él con fuerza para apoderarse de aquel criminal vivo. Un caballero tracio que lo vio, se lanzó contra Dositeo y le cortó el brazo, y así Gorgias pudo escapar y refugiarse en Maresá. (II Macabeos 12, 35)

  • Los judíos, que le acompañaban por la fuerza, le decían: "No intentes aniquilarlos tan feroz y tan salvajemente; ten respeto al día de sábado, honrado y declarado santo por aquel que todo lo ve". (II Macabeos 15, 2)

  • Sean quebrantados con la fuerza de tu brazo los que vienen blasfemando contra tu santo pueblo". Y con esto dio fin a sus palabras. (II Macabeos 15, 24)

  • Ella le persuade a fuerza de halagos, con la seducción de sus labios le arrastra. (Proverbios 7, 21)

  • A mí me pertenece el consejo y la previsión; mía es la inteligencia, mía la fuerza. (Proverbios 8, 14)

  • Si te muestras débil en tiempo de prosperidad, en el día de la desventura tu fuerza será flaqueza. (Proverbios 24, 10)

  • las hormigas, pueblo sin fuerza, pero que, en el verano, asegura su provisión; (Proverbios 30, 25)

  • Ciñe sus lomos de fortaleza y emplea la fuerza de sus brazos. (Proverbios 31, 17)

  • La sabiduría da al sabio una fuerza mayor que la de diez gobernadores en una ciudad. (Eclesiastés 7, 19)

  • Yo digo: la sabiduría vale más que la fuerza; pero la sabiduría del pobre es despreciada y sus palabras no son escuchadas. (Eclesiastés 9, 16)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina