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"Fineés, hijo de Eleazar y nieto del sacerdote Aarón, ha apartado mi cólera de los israelitas, pues ha estado movido por mi mismo celo en medio de ellos. Por eso no he aniquilado yo en mi furor a los israelitas. (Números 25, 11)
Moisés envió al combate aquellos mil hombres por tribu, y con ellos mandó a Fineés, hijo del sacerdote Eleazar, el cual llevaba los objetos sagrados y las trompetas para dar las señales de la guerra. (Números 31, 6)
Parieron de Sucot y acamparon en Etán, que está en los confines del desierto. (Números 33, 6)
Partieron de Cades y acamparon en Hor de la Montaña, en los confines de la tierra de Edón. (Números 33, 37)
Partieron de Obot y acamparon en Iyyé Haabarín, en los confines de Moab. (Números 33, 44)
La región meridional de vuestra heredad empezará en el desierto de Sin, que confina con Edón. Vuestra frontera meridional, por la parte oriental, arrancará del extremo del mar Muerto. (Números 34, 3)
Pero Sijón, rey de Jesbón, no nos permitió pasar por sus dominios, pues el Señor, tu Dios, había hecho inflexible su espíritu y había endurecido su corazón, con el fin de ponerlo en tus manos, como aún lo está hoy. (Deuteronomio 2, 30)
Acuérdate del camino que el Señor te ha hecho andar durante cuarenta años a través del desierto con el fin de humillarte, probarte y conocer los sentimientos de tu corazón y ver si guardabas o no sus mandamientos. (Deuteronomio 8, 2)
y te ha alimentado en el desierto con el maná, desconocido para tus mayores, con el fin de humillarte y probarte para prepararte un futuro dichoso. (Deuteronomio 8, 16)
Esta tierra depende del cuidado del Señor; sobre ella tiene fijos sus ojos el Señor desde el comienzo del año hasta el final. (Deuteronomio 11, 12)
Allanarás los caminos de acceso y dividirás en tres sectores el territorio que el Señor, tu Dios, te da en heredad, con el fin de que todo homicida pueda encontrar refugio en estas ciudades. (Deuteronomio 19, 3)
El Señor hará venir contra ti un pueblo lejano, desde los confines de la tierra, veloz como el águila, de lengua desconocida para ti; (Deuteronomio 28, 49)
