Fundar 822 Resultados para: corazón puro

  • el oro de este país es puro; en él hay también bedelio y ágata. (Génesis 2, 12)

  • El Señor aspiró el perfume agradable, y se dijo: "No maldeciré más la tierra por causa del hombre, porque los impulsos del corazón del hombre tienden al mal desde su adolescencia; jamás volveré a castigar a los seres vivientes como acabo de hacerlo. (Génesis 8, 21)

  • Se quedó prendado de Dina, la hija de Jacob, la amó y le habló tiernamente al corazón. (Génesis 34, 3)

  • Jamor les habló así: "Mi hijo Siquén ama de corazón a vuestra hija; dádsela por mujer; (Génesis 34, 8)

  • y dijo a sus hermanos: "Me han devuelto mi dinero: está aquí en mi saco". Con el corazón sobresaltado y temblando se decían unos a otros: "¿Qué es lo que Dios nos ha hecho?". (Génesis 42, 28)

  • Por tanto, no temáis; yo os mantendré a vosotros y a vuestros hijos". De esta manera los consoló hablándoles a su corazón. (Génesis 50, 21)

  • El Señor le dijo: "En el camino hacia Egipto recuerda los prodigios que he puesto en tu mano y que tienes que hacer delante del Faraón. Yo endureceré su corazón de modo que no dejará salir al pueblo. (Exodo 4, 21)

  • Pero yo endureceré el corazón del Faraón y multiplicaré en Egipto mis señales y prodigios. (Exodo 7, 3)

  • El corazón del Faraón se endureció y no les escuchó, tal y como había dicho el Señor. (Exodo 7, 13)

  • El Señor dijo a Moisés: "El corazón del Faraón se ha endurecido y se niega a dejar salir al pueblo. (Exodo 7, 14)

  • Pero los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos. Y el corazón del Faraón se endureció y no los escuchó, como había dicho el Señor. (Exodo 7, 22)

  • Pero el Faraón, viendo que se le daba respiro, endureció su corazón y no les escuchó, como había dicho el Señor. (Exodo 8, 11)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina