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  • Gómer con todas sus huestes, Bet Togorma, las regiones extremas del norte con todas sus fuerzas, pueblos innumerables están contigo. (Ezequiel 38, 6)

  • Subirás, llegarás al país como un huracán, como un nubarrón que cubrirá la tierra, tú y todas tus huestes y los numerosos pueblos que están contigo. (Ezequiel 38, 9)

  • Después me dijo: "No temas, hombre preferido por Dios, la paz sea contigo; sé fuerte y ten ánimo". Al hablarme así me sentí reanimado y dije: "Hable mi Señor, pues me has confortado". (Daniel 10, 19)

  • si no lo haces, testificaremos contra ti que estaba contigo un joven y que por eso mandaste fuera a las doncellas". (Daniel 13, 21)

  • Entonces me casaré contigo para siempre, me casaré contigo en la justicia y el derecho, en la ternura y el amor; (Oseas 2, 21)

  • me casaré contigo en la fidelidad, y tú conocerás al Señor. (Oseas 2, 22)

  • Y le dije: "Tienes que estar conmigo mucho tiempo sin prostituirte ni entregarte a ningún hombre, y yo haré lo mismo contigo". (Oseas 3, 3)

  • Tú tropiezas de día, y el profeta tropieza contigo de noche; yo reduciré al silencio a tu madre. (Oseas 4, 5)

  • El pariente que saque los cadáveres de la casa dirá al que está dentro de ella: "¿Hay alguno contigo?". Responderá: "Ninguno". Él dirá: "¡Silencio!". No pronunciemos el nombre del Señor. (Amós 6, 10)

  • Luego le dijeron: "¿Qué tenemos que hacer contigo para que el mar se calme?", pues el mar se embravecía cada vez más. (Jonás 1, 11)

  • En cuanto a ti, por la sangre de la alianza hecha contigo, sacaré a tus presos de la fosa, en la que no hay agua. (Zacarías 9, 11)

  • Y uno le dijo: "Tu madre y tus hermanos están afuera y quieren hablar contigo". (Mateo 12, 47)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina