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  • el amo lo hará comparecer ante el Señor, lo acercará a la puerta de la casa o a la jamba y le perforará la oreja con un punzón; será su esclavo para siempre. (Exodo 21, 6)

  • o cuando el marido se haya puesto celoso y sienta celos por su mujer, el marido hará comparecer a su mujer en presencia del Señor, y el sacerdote hará con ella todo este rito. (Números 5, 30)

  • Estas ciudades os servirán de asilo contra el vengador de sangre, para que no sea matado el homicida antes de comparecer en juicio ante la comunidad. (Números 35, 12)

  • cuando todo Israel venga a comparecer ante el Señor, tu Dios, en el lugar elegido por él, leerás esta ley a todo el pueblo. (Deuteronomio 31, 11)

  • Pues él no es un hombre como yo para discutir con él y comparecer juntos en juicio. (Job 9, 32)

  • Y esto mismo es ya una señal de absolución, pues un malvado no osa comparecer ante su faz. (Job 13, 16)

  • Por eso, te voy a tratar así, Israel; y porque te voy a tratar así, dispónte a comparecer ante tu Dios. (Amós 4, 12)

  • Pero antes de todo esto, os echarán mano, os perseguirán, os llevarán a las sinagogas y a las cárceles y os harán comparecer ante los reyes y los gobernadores por causa mía. (Lucas 21, 12)

  • Lo prendió, lo encarceló y mandó que lo custodiasen cuatro piquetes de cuatro soldados, con intención de hacerlo comparecer ante el pueblo después de la pascua. (Hechos 12, 4)

  • La misma noche en que Herodes iba a hacerlo comparecer, Pedro estaba dormido entre dos soldados, atado con cadenas; los centinelas montaban la guardia en la puerta de la cárcel. (Hechos 12, 6)

  • Al día siguiente, queriendo saber con certeza de qué lo acusaban los judíos, lo desató y mandó que se reunieran los sumos sacerdotes y el tribunal supremo. Después bajó a Pablo y lo hizo comparecer ante ellos. (Hechos 22, 30)

  • Ahora vosotros y el tribunal supremo tenéis que pedir al comandante que lo haga comparecer en vuestra presencia con el pretexto de examinar más a fondo su causa; nosotros estamos preparados para matarlo antes que llegue". (Hechos 23, 15)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina