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  • Entretanto, y después de mucho tiempo, murió el rey de Egipto. Los israelitas, que seguían gimiendo bajo la dura esclavitud, clamaron, y su clamor, provocado por la esclavitud, subió hasta Dios. (Exodo 2, 23)

  • Cuando el Faraón estaba cerca, los israelitas alzaron los ojos y vieron que los egipcios seguían tras ellos. Llenos de terror clamaron al Señor (Exodo 14, 10)

  • Entonces ellos clamaron al Señor, y él puso densas tinieblas entre vosotros y los egipcios e hizo volver sobre ellos el mar, que los sumergió. Vosotros habéis visto con vuestros propios ojos lo que hice en Egipto; después vivisteis mucho tiempo en el desierto. (Josué 24, 7)

  • clamaron al Señor, y el Señor hizo surgir un libertador para salvarlos: Otoniel, hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb. (Jueces 3, 9)

  • Los israelitas clamaron al Señor, y el Señor hizo surgir un libertador: Ehud, hijo de Guerá, benjaminita, que era zurdo. Los israelitas le encargaron que llevase el tributo a Eglón, rey de Moab. (Jueces 3, 15)

  • Los israelitas clamaron al Señor, porque Yabín tenía novecientos carros de guerra y había oprimido a los israelitas durante veinte años. (Jueces 4, 3)

  • Los israelitas se vieron reducidos a gran miseria por causa de Madián, y clamaron al Señor. (Jueces 6, 6)

  • Los israelitas clamaron al Señor: "Hemos pecado contra ti, porque hemos abandonado al Señor, nuestro Dios, para adorar a los Baales". (Jueces 10, 10)

  • Cuando Jacob y sus hijos bajaron a Egipto, los egipcios los oprimieron, y vuestros padres clamaron al Señor. El Señor envió a Moisés y Aarón, que los sacaron de Egipto y los instalaron en esta tierra. (I Samuel 12, 8)

  • Ellos clamaron al Señor: Hemos pecado, porque hemos abandonado al Señor y hemos servido a los baales y astartés; sálvanos del poder de nuestros enemigos y te serviremos. (I Samuel 12, 10)

  • Gritaron, pero no hubo salvador; clamaron al Señor, pero no hubo respuesta. (II Samuel 22, 42)

  • Los de Judá miraron hacia atrás y se percataron de que los atacaban de frente y por la espalda. Clamaron al Señor, y los sacerdotes tocaron sus trompetas. (II Crónicas 13, 14)


“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina