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  • Por eso derramó sobre él el ardor de su cólera y los horrores de la guerra. ¡Rodeado de llamas, no ha entendido; abrasado, no ha prestado atención! (Isaías 42, 25)

  • Por amor de mi nombre contenía mi cólera, por mi honor me frenaba para no exterminarte. (Isaías 48, 9)

  • Despierta, despierta, levántate, Jerusalén; tú que has bebido de la mano del Señor la copa de su cólera; el cáliz del vértigo lo has bebido hasta las heces. (Isaías 51, 17)

  • Esto dice el Señor Dios, tu Dios, que defiende la causa de su pueblo: Mira, yo quito de tu mano la copa del vértigo, el cáliz de mi cólera; no volverás a beber más de él. (Isaías 51, 22)

  • En un rapto de mi cólera oculté de ti mi rostro un instante, mas con eterna bondad de ti me apiado -dice tu redentor, el Señor-. (Isaías 54, 8)

  • A cada cual va a pagar con arreglo a sus obras; cólera a sus adversarios, represalia a sus enemigos. A las islas también dará su pago. (Isaías 59, 18)

  • En el lagar he pisado yo solo, nadie del pueblo estaba conmigo. Sí, en mi cólera los he pisado, los he pisoteado en mi furor; y su jugo ha salpicado mis ropas y he manchado todos mis vestidos. (Isaías 63, 3)

  • Cuando veáis esto, vuestro corazón se alegrará y vuestros huesos reverdecerán como la hierba. Sí, la mano del Señor se dará a conocer a sus siervos y su cólera a sus enemigos. (Isaías 66, 14)

  • Pues el Señor viene entre fuego, sus carros como torbellino, para desfogar su cólera en incendio y sus amenazas en ardientes llamas. (Isaías 66, 15)

  • Y aún dices: "Soy inocente; ¡oh, sí, su cólera se ha alejado de mí!". Pues aquí estoy para juzgarte, ya que dices: No he pecado. (Jeremías 2, 35)

  • ¿Estará airado siempre? ¿Durará eternamente su cólera? Así hablas, pero sigues haciendo todo el mal que puedes. (Jeremías 3, 5)

  • He mirado: la campiña era un desierto, todas las ciudades destruidas por el Señor, por el ardor de su cólera. (Jeremías 4, 26)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina