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  • Los israelitas fueron a Betel, estuvieron llorando ante el Señor hasta la tarde y le consultaron: "¿Volveremos a luchar contra nuestros hermanos de Benjamín?". El Señor respondió: "Id contra él". (Jueces 20, 22)

  • Entonces todo el ejército de Israel y todo el pueblo fueron a Betel y allí lloraron ante el Señor y ayunaron aquel día hasta la tarde y ofrecieron al Señor holocaustos y sacrificios de reconciliación. (Jueces 20, 26)

  • Los de Benjamín salieron a su encuentro, alejándose de la ciudad como las veces anteriores; mataron a unos treinta hombres por los caminos de Betel y de Gabaón. (Jueces 20, 31)

  • El pueblo fue a Betel y estuvo allí hasta la tarde ante Dios, levantando su voz y haciendo gran llanto, y decían: (Jueces 21, 2)

  • Después dijeron: "Está cerca la fiesta del Señor que se celebra todos los años en Silo, ciudad situada al norte de Betel, al oriente del camino que sube de Betel a Siquén y al sur de Leboná". (Jueces 21, 19)

  • Cada año hacía un recorrido por Betel, Guilgal y Mispá, y en todos estos sitios juzgaba a Israel. (I Samuel 7, 16)

  • Más allá, cuando llegues a la cima del Tabor, encontrarás a tres hombres que suben a visitar a Dios, en Betel: uno lleva tres cabritos, otro tres panes y el tercero un odre de vino. (I Samuel 10, 3)

  • Saúl eligió tres mil hombres de Israel; dos mil estaban con él en Micmás y en la montaña de Betel, y mil con Jonatán en Guibeá de Benjamín; a los demás los mandó cada uno a su casa. (I Samuel 13, 2)

  • Y puso el uno en Betel, y el otro lo instaló en Dan. (I Reyes 12, 29)

  • Estableció, además, una fiesta en el mes octavo, el día quince del mes, a semejanza de la que se celebraba en Judá, y él mismo subió al altar que había levantado en Betel, para ofrecer sacrificios a los becerros que había fabricado, y también en Betel nombró a los sacerdotes de las colinas que había edificado. (I Reyes 12, 32)

  • El día quince del octavo mes, el mes que él, a capricho suyo, había elegido, subió al altar que había levantado en Betel. Instituyó una fiesta para los israelitas y subió al altar a quemar incienso. (I Reyes 12, 33)

  • Mientras Jeroboán estaba de pie junto al altar, quemando incienso, un hombre de Dios llegó de Judá a Betel por orden del Señor, (I Reyes 13, 1)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina