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  • Después de esto anunciaron a Jonatán y a Simón, su hermano, que los descendientes de Jambrí estaban celebrando una boda solemne y que llevaban desde Madaba, con gran pompa, a la novia, hija de uno de los más ilustres personajes de Canaán. (I Macabeos 9, 37)

  • Ven del Líbano, novia; ven del Líbano, entra. Mira desde la cima del Amaná, desde las crestas del Senir y del Hermón, desde las guaridas de leones, desde los riscos de leopardos. (Cantar 4, 8)

  • Me robaste el corazón, hermana mía, novia mía, me robaste el corazón con una mirada de tus ojos, con una perla del collar. (Cantar 4, 9)

  • ¡Qué delicioso es tu amor, hermana mía, novia mía, qué delicioso tu amor, más que el vino! ¡Y el olor de tus perfumes más que todos los aromas! (Cantar 4, 10)

  • Miel virgen destilan tus labios, novia mía: leche y miel hay bajo tu lengua; y el aroma de tus vestidos, como el aroma del Líbano. (Cantar 4, 11)

  • Jardín cerrado eres, hermana mía, novia mía, un manantial cerrado, una fuente sellada. (Cantar 4, 12)

  • He entrado en mi jardín, hermana mía, novia mía, he recogido mi bálsamo y mi mirra, he comido mi miel y mi panal, he bebido mi vino y mi leche. Coro: ¡Comed, amigos, y bebed, embriagaos, compañeros! (Cantar 5, 1)

  • Alza en torno tus ojos y mira; todos se reúnen para venir a ti. Por mi vida -dice el Señor- que todos ellos serán joyas de tu adorno y los ceñirás como una novia. (Isaías 49, 18)

  • Yo salto de gozo con el Señor, mi alma se entusiasma con mi Dios, porque me ha puesto los vestidos de la salvación, me ha envuelto en el manto de la justicia, como un recién casado se ciñe la diadema o una novia se adorna con sus joyas. (Isaías 61, 10)

  • Como un joven se casa con su novia, así tu constructor se casará contigo; y como el esposo se recrea en la esposa, así tu Dios se recreará en ti. (Isaías 62, 5)

  • Anda, grita a los oídos de Jerusalén: Esto dice el Señor: Me he acordado de ti, en los tiempos de tu juventud, de tu amor de novia, cuando me seguías en el desierto, en una tierra sin cultivar. (Jeremías 2, 2)

  • ¿Puede una joven olvidarse de sus joyas, una novia de su cinturón? Pues mi pueblo me ha olvidado a mí hace ya mucho tiempo. (Jeremías 2, 32)


“Não abandone sua alma à tentação, diz o Espírito Santo, já que a alegria do coração é a vida da alma e uma fonte inexaurível de santidade.” São Padre Pio de Pietrelcina