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  • mira, voy a poner un vellón de lana al sereno; si el rocío se posa solamente sobre el vellón estando seco todo el suelo, entonces sabré que librarás a Israel por mi mano, como has dicho". (Jueces 6, 37)

  • El Señor dijo a Gedeón: "El pueblo que está contigo es excesivamente numeroso para que yo entregue a los madianitas en vuestras manos. Israel podría gloriarse contra mí, diciendo: Es mi propia mano la que me ha librado. (Jueces 7, 2)

  • Gedeón hizo bajar sus tropas al agua, y el Señor le dijo: "A todos los que lamen el agua de su mano como la lamen los perros, ponlos a un lado; y a todos los que se arrodillan para beber, ponlos a otro". (Jueces 7, 5)

  • Su compañero le contestó: "Esto no es otra cosa que la espada de Gedeón, hijo de Joás, de Israel. Dios ha entregado en su mano a los madianitas y a todo el campamento". (Jueces 7, 14)

  • Gedeón y los que estaban con él llegaron a los límites del campamento a medianoche cuando acababan de relevarse los centinelas, tocaron las trompetas y rompieron los cántaros que llevaban en la mano. (Jueces 7, 19)

  • Entonces los tres bandos tocaron las trompetas y rompieron los cántaros; con la mano izquierda agarraron las teas encendidas y con la derecha las trompetas para tocarlas, y gritaron: "¡Por el Señor y por Gedeón!". (Jueces 7, 20)

  • Gedeón contestó: "Bien, cuando el Señor entregue en mi mano a Zébaj y a Salmuná, yo desgarraré vuestras carnes con espinas y cardos del desierto". (Jueces 8, 7)

  • Los israelitas dijeron a Gedeón: "Reina sobre nosotros tú, tu hijo y tu nieto, porque nos has librado de la mano de los madianitas". (Jueces 8, 22)

  • Se olvidaron del Señor, su Dios, que los había librado de la mano de todos sus enemigos de alrededor, (Jueces 8, 34)

  • los sidonios, amalecitas y madianitas os oprimían y clamasteis a mí, ¿no os salvé yo de su mano? (Jueces 10, 12)

  • Jefté contestó: "Si me hacéis volver con vosotros para luchar contra los amonitas y el Señor los entrega en mi mano, entonces seré vuestro jefe". (Jueces 11, 9)

  • Viendo que nadie me socorría, expuse mi vida, ataqué a los amonitas y el Señor los entregó en mi mano. ¿Por qué venís ahora a hacerme la guerra?". (Jueces 12, 3)


“Leve Deus aos doente; valera’ mais do que qualquer tratamento!” São Padre Pio de Pietrelcina