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  • Durante cuarenta días se vieron en toda la ciudad carreras de jinetes corriendo por el aire, con vestiduras de oro, armados de lanzas y formados en escuadrones, (II Macabeos 5, 2)

  • escuadrones de caballería en orden de batalla, choques y asaltos de unos contra otros, vibración de escudos, lanzas innumerables, espadas desenvainadas, tiros de flechas, brillar de armaduras y corazas de toda especie. (II Macabeos 5, 3)

  • Quedó con esto cada uno armado, no con escudos y lanzas, sino con palabras alentadoras. Confirmó todo esto narrándoles un sueño digno de fe, que a todos les llenó de alegría. (II Macabeos 15, 11)

  • Él gobernará las naciones y dictará sus leyes a pueblos numerosos, que trocarán sus espadas en arados y sus lanzas en hoces. No alzará ya la espada pueblo contra pueblo ni se entrenarán ya para la guerra. (Isaías 2, 4)

  • aparejad los caballos; montad, caballeros; alineaos con los yelmos, bruñid las lanzas, vestíos las corazas! (Jeremías 46, 4)

  • Entonces los habitantes de las ciudades de Israel saldrán fuera y prenderán fuego y quemarán las armas, escudos y paveses, arcos y flechas, mazas y lanzas; harán fuego con ello durante siete años. (Ezequiel 39, 9)

  • haced espadas de vuestras azadas y lanzas de vuestras podaderas. Que el cobarde diga: "¡Soy un valiente!". (Joel 4, 10)

  • Él será árbitro entre pueblos numerosos, y juzgará a naciones poderosas y lejanas; ellas cambiarán sus espadas en azadas y sus lanzas en podaderas; no empuñará más la espada pueblo contra pueblo ni se adiestrarán más en la guerra. (Miqueas 4, 3)

  • El escudo de sus guerreros es rojo, sus soldados visten de escarlata; brilla en los carros el acero cuando se alinean para la batalla y se agitan las lanzas. (Nahún 2, 4)

  • rumor de caballería que avanza, espadas que flamean, lanzas fulgurantes, multitud de heridos, montones de muertos, cadáveres sin cuento en los que al andar se tropieza: (Nahún 3, 3)

  • Tú lanzas tus caballos en el mar, en el oleaje de las inmensas aguas. (Habacuc 3, 15)


“Cada Missa lhe obtém um grau mais alto de gloria no Céu!” São Padre Pio de Pietrelcina