Fundar 15 Resultados para: Heredero

  • Abrán respondió: "Señor Dios, ¿qué me vas a dar? Yo estoy ya para morir sin hijos, y el heredero de mi casa será ese Eliezer de Damasco. (Génesis 15, 2)

  • No me has dado descendencia, y uno de mis criados será mi heredero". (Génesis 15, 3)

  • Entonces el Señor le dirigió la palabra y le dijo: "No, no será ése tu heredero, sino uno salido de tus entrañas". (Génesis 15, 4)

  • Las mujeres decían a Noemí: "Bendito sea el Señor, que ha querido que no te faltase un heredero y que el nombre del difunto se conserve en Israel. (Rut 4, 14)

  • Y ahora todo el clan se levanta contra tu sierva y dice: Entréganos al que mató a su hermano y le daremos muerte por la vida de su hermano, a quien mató, y acabaremos al mismo tiempo con el heredero. Y quieren apagar así la chispa que me queda, para no dejar a mi marido ni nombre ni descendencia sobre la faz de la tierra". (II Samuel 14, 7)

  • Haré salir descendencia de Jacob, y de Judá un heredero de mis montes. Sí, mis elegidos los heredarán, mis siervos morarán allí. (Isaías 65, 9)

  • Pero los viñadores, al ver al hijo, se dijeron: Éste es el heredero. Matémoslo y nos quedaremos con su herencia. (Mateo 21, 38)

  • Pero los viñadores se dijeron: Éste es el heredero. Matémoslo, y nos quedaremos con su herencia. (Marcos 12, 7)

  • Pero los viñadores, al verlo, se dijeron: Éste es el heredero; matémoslo, y nos quedaremos con su herencia. (Lucas 20, 14)

  • A Abrahán y a su descendencia le fue hecha la promesa de ser él el heredero del mundo, no por la ley, sino por la justicia que viene de la fe. (Romanos 4, 13)

  • Quiero decir esto: Mientras el heredero es niño en nada se diferencia de un esclavo, aunque sea el dueño de todo. (Gálatas 4, 1)

  • De suerte que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por la gracia de Dios. (Gálatas 4, 7)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina