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pues aún no había bajado sobre ninguno de ellos, y sólo habían recibido el bautismo en el nombre de Jesús, el Señor. (Hechos 8, 16)
Y se puso en marcha. En esto un etíope eunuco, ministro de Candaces, reina de Etiopía, administrador de todos sus bienes, que había venido a Jerusalén, (Hechos 8, 27)
Continuaron su camino y llegaron a un lugar donde había agua; el eunuco dijo: "Mira, aquí hay agua; ¿qué impide que me bautice?". (Hechos 8, 36)
Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una visión: "¡Ananías!". Y él respondió: "Aquí estoy, Señor". (Hechos 9, 10)
Comió y recobró fuerzas. Y se quedó unos días con los discípulos que había en Damasco. (Hechos 9, 19)
Entonces Bernabé lo tomó consigo, lo presentó a los apóstoles y les refirió cómo en el camino Saulo había visto al Señor, que le había hablado, y cómo en Damasco había predicado públicamente en el nombre de Jesús. (Hechos 9, 27)
En Jafa había una discípula llamada Tabita, que significa "gacela", la cual se dedicaba a hacer buenas obras y muchas limosnas. (Hechos 9, 36)
Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la cohorte Itálica. (Hechos 10, 1)
en él había toda clase de cuadrúpedos, reptiles de la tierra y aves del cielo. (Hechos 10, 12)
Al día siguiente llegaron a Cesarea. Cornelio estaba esperándolos, y había convocado a sus parientes y amigos íntimos. (Hechos 10, 24)
el cual nos contó que se le había aparecido un ángel y que le había dicho: Manda a Jafa a llamar a Simón Pedro, (Hechos 11, 13)
Pero había entre ellos algunos chipriotas y cirenenses, quienes, llegados a Antioquía, se dirigieron también a los griegos, anunciando a Jesús, el Señor. (Hechos 11, 20)
