Fundar 1165 Resultados para: David y Salomón

  • Jonatán dijo a David: "Vete en paz. En cuanto al juramento que hemos hecho en nombre del Señor, que el Señor esté siempre entre tú y yo, entre mi descendencia y la tuya". (I Samuel 20, 42)

  • David se levantó y partió. Jonatán volvió a la ciudad. (I Samuel 21, 1)

  • David llegó a Nob, donde el sacerdote Ajimélec. Ajimélec salió a su encuentro asustado y le dijo: "¿Por qué estás solo y no hay nadie contigo?". (I Samuel 21, 2)

  • David le respondió: "El rey me ha dado esta orden: Que nadie conozca la misión que te confío y la orden que te he dado. Por eso he dado cita a mis hombres en tal lugar. (I Samuel 21, 3)

  • David contestó: "Seguro; siempre que salimos nos abstenemos de mujeres, aunque se trate de un viaje de carácter profano; con más razón hoy mis hombres están limpios". (I Samuel 21, 6)

  • David dijo a Ajimélec: "¿No tienes a mano una lanza o una espada? Porque yo no traigo conmigo ni la espada ni mis armas, pues la orden del rey era urgente". (I Samuel 21, 9)

  • El sacerdote respondió: "La espada de Goliat, el filisteo, a quien mataste en el valle del Terebinto; ahí está envuelta en un paño detrás del efod. Si quieres, puedes llevártela, porque aquí no hay más que ésa". David respondió: "Dámela; no hay otra como ella". (I Samuel 21, 10)

  • David se levantó y huyó aquel día lejos de Saúl, llegando a Aquís, rey de Gat. (I Samuel 21, 11)

  • Los servidores dijeron a Aquís: "¿No es este David, el rey del país? ¿No es éste de quien se cantaba con danzas: Saúl mató mil y David diez mil?". (I Samuel 21, 12)

  • David reflexionó sobre estas palabras y sintió gran miedo de Aquís, rey de Gat, (I Samuel 21, 13)

  • David se fue de allí y se refugió en la cueva de Adulán. Lo supieron sus hermanos y todos sus parientes, y fueron a reunirse con él. (I Samuel 22, 1)

  • Se unieron a él todos los oprimidos, todos los que tenían deudas y todos los descontentos; David se hizo su jefe; llegaron a ser unos cuatrocientos hombres. (I Samuel 22, 2)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina