Fundar 337 Resultados para: Armadura de Saúl

  • arqueros hábiles en lanzar piedras y flechas lo mismo con la derecha que con la izquierda. Entre los hermanos de Saúl, de la tribu de Benjamín: (I Crónicas 12, 2)

  • También de la tribu de Manasés se unieron algunos a David cuando iba con los filisteos a luchar contra Saúl; pero no llegó a luchar contra él, pues los príncipes de los filisteos decidieron despedirle diciendo: "Se pasaría a Saúl, con peligro de nuestras cabezas". (I Crónicas 12, 20)

  • Éste es el total de combatientes equipados para la guerra, que se reunieron en torno a David para transferirle el reino de Saúl, según la orden del Señor: (I Crónicas 12, 24)

  • de la tribu de Benjamín, 3.000 parientes de Saúl, la mayoría de los cuales habían permanecido hasta entonces fieles a la casa de Saúl; (I Crónicas 12, 30)

  • con el fin de traer con nosotros el arca de nuestro Dios, de la que no nos hemos vuelto a ocupar desde los tiempos de Saúl". (I Crónicas 13, 3)

  • Cuando el arca de la alianza del Señor llegó a la ciudad de David, Mical, la hija de Saúl, estaba mirando por la ventana, y al ver al rey David saltando y bailando, lo despreció en su corazón. (I Crónicas 15, 29)

  • Todo lo que había consagrado Samuel, el vidente; Saúl, hijo de Quis; Abner, hijo de Ner, y Joab, hijo de Sarvia; todo lo consagrado estaba bajo la custodia de Selomit y sus hermanos. (I Crónicas 26, 28)

  • Al maestro de coro. Del siervo de Dios, David, que entonó a Dios este cántico después de haber sido liberado de sus enemigos, especialmente de Saúl (Salmos 18, 1)

  • toma tu escudo y tu armadura y ven a socorrerme; (Salmos 35, 2)

  • Cuando el idumeo Doeg vino a anunciar a Saúl: "David ha entrado en casa de Ajimélec". (Salmos 52, 2)

  • Cuando los cifeos vinieron a decir a Saúl que David estaba escondido entre ellos (Salmos 54, 2)

  • Al maestro de coro. Según "No destruyas". Poema de David, cuando huyendo de Saúl se escondió en la cueva (Salmos 57, 1)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina