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  • pues cada uno tiene que llevar su propia carga. (Gálatas 6, 5)

  • por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación y de todo cuanto tiene nombre no sólo en este mundo sino también en el venidero. (Efesios 1, 21)

  • A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros, (Efesios 3, 20)

  • el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene de someter a sí todas las cosas. (Filipenses 3, 21)

  • él existe con anterioridad a todo, y todo tiene en él su consistencia. (Colosenses 1, 17)

  • soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. (Colosenses 3, 13)

  • Que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el Hombre impío, el Hijo de perdición, (II Tesalonicenses 2, 3)

  • Los ejercicios corporales sirven para poco; en cambio la piedad es provechosa para todo, pues tiene la promesa de la vida, de la presente y de la futura. (I Timoteo 4, 8)

  • Si una viuda tiene hijos o nietos, que aprendan éstos primero a practicar los deberes de piedad para con los de su propia familia y a corresponder a sus progenitores, porque esto es agradable a Dios. (I Timoteo 5, 4)

  • Pero la que de verdad es viuda y ha quedado enteramente sola, tiene puesta su esperanza en el Señor y perservera en sus plegarias y oraciones noche y día. (I Timoteo 5, 5)

  • Si alguien no tiene cuidado de los suyos, principalmente de sus familiares, ha renegado de la fe y es peor que un infiel. (I Timoteo 5, 8)

  • Si alguna creyente tiene viudas, atiéndalas ella misma y no las cargue a la Iglesia, a fin de que ésta pueda atender a las que sean verdaderamente viudas. (I Timoteo 5, 16)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina