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y a los joritas en las montañas de Seír hasta El Parán, que está frente al desierto. (Génesis 14, 6)
El valle de Siddim estaba lleno de pozos de betún, y como huyesen los reyes de Sodoma y Gomorra, cayeron allí. Los demás huyeron a la montaña. (Génesis 14, 10)
Y sucedió que estando ya el sol para ponerse, cayó sobre Abram un sopor, y de pronto le invadió un gran sobresalto. (Génesis 15, 12)
Tú en tanto vendrás en paz con tus padres, serás sepultado en buena ancianidad. (Génesis 15, 15)
A los ocho días será circuncidado entre vosotros todo varón, de generación en generación, tanto el nacido en casa como el comprado con dinero a cualquier extraño que no sea de tu raza. (Génesis 17, 12)
Apareciósele Yahveh en la encina de Mambré estando él sentado a la puerta de su tienda en lo más caluroso del día. (Génesis 18, 1)
Y marcharon desde allí aquellos individuos camino de Sodoma, en tanto que Abraham permanecía parado delante de Yahveh. (Génesis 18, 22)
Pero tanto porfió con ellos, que al fin se hospedaron en su casa. El les prepraró una comida cociendo unos panes cenceños y comieron. (Génesis 19, 3)
Llamaron a voces a Lot y le dijeron: «¿Dónde están los hombres que han venido donde ti esta noche? Sácalos, para que abusemos de ellos.» (Génesis 19, 5)
Y arrasó aquellas ciudades, y toda la redonda con todos los habitantes de las ciudades y la vegetacíon del suelo. (Génesis 19, 25)
Propinaron, pues, también aquella noche vino a su padre, y levantándose la pequeña se acostó con él, sin que él se enterase de cuándo ella se acostó ni cuándo se levantó. (Génesis 19, 35)
Luego llamó Abimélek a Abraham, y le dijo: «¿ Qué has hecho con nosotros, o en qué te he faltado, para que trajeras sobre mí y mi reino una falta tan grande? Lo que no se hace has hecho conmigo.» (Génesis 20, 9)
