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la tierra devastada será cultivada, después de haber sido una desolación a los ojos de todos los transeúntes. (Ezequiel 36, 34)
Los leños en los cuales hayas escrito tenlos en tu mano, ante sus ojos, (Ezequiel 37, 20)
Subirás contra mi pueblo Israel como un nublado que recubre la tierra. Será al fin de los días; yo te haré venir entonces contra mi tierra para que las naciones me conozcan, cuando yo manifieste mi santidad a sus ojos, a costa tuya, Gog. (Ezequiel 38, 16)
Manifestaré mi grandeza y mi santidad, me daré a conocer a los ojos de numerosas naciones y sabrán que yo soy Yahveh. (Ezequiel 38, 23)
Cuando yo los haga volver de entre los pueblos y los recoja de los países de sus enemigos, manifestaré en ellos mi santidad a los ojos de numerosas naciones, (Ezequiel 39, 27)
Se avergüenzan de toda su conducta, enséñales la forma del Templo y su plano, sus salidas y entradas, su forma y todas sus disposiciones, toda su forma y todas sus leyes. Pon todo esto por escrito ante sus ojos, para que guarden con exactitud todas sus leyes y disposiciones, y las pongan en práctica. (Ezequiel 43, 11)
Pero el jefe de los eunucos dijo a Daniel: «Temo al rey, mi señor; él ha asignado vuestra comida y vuestra bebida, y si llega a ver vuestros rostros más macilentos que los de los jóvenes de vuestra edad, expondríais mi cabeza a los ojos del rey.» (Daniel 1, 10)
y hallar gracia a tus ojos. Mas con alma contrita y espíritu humillado te seamos aceptos, como con holocaustos de carneros y toros, y con millares de corderos pingües; (Daniel 3, 39)
«Al cabo del tiempo fijado, yo, Nabucodonosor, levanté los ojos al cielo, y la razón volvió a mí; entonces bendije al Altísimo, alabando y exaltando al que vive eternamente, cuyo imperio es un imperio eterno, y cuyo reino dura por todas las generaciones. (Daniel 4, 31)
Estaba yo observando los cuernos, cuando en esto despuntó entre ellos otro cuerno, pequeño, y tres de los primeros cuernos fueron arrancados delante de él. Tenía este cuerno ojos como los de un hombre, y una boca que decía grandes cosas. (Daniel 7, 8)
y acerca de los diez cuernos que había en su cabeza, y del otro cuerno que había despuntado, ante el cual cayeron los tres primeros; y de este cuerno que tenía ojos y una boca que decía grandes cosas, y cuyo aspecto era mayor que el de los otros. (Daniel 7, 20)
Levanté los ojos para ver, y vi un carnero que estaba delante de la puerta. Tenía dos cuernos; los dos cuernos eran altos, pero uno más que otro y el más alto había despuntado el último. (Daniel 8, 3)